Siento que, al parecer, por fin, está volviendo el viejo yo, el que estaba escondido.
El que se asusta cuando le dicen que así no son las cosas, y se lo cree, pobrecito. Empezando a salir de ese estado, precisamente.
Siento tensión en el estómago, como todas las tardes, pero mejor, mejor sentida. O al menos, presión sin miedo, sin malicia. Con control.
Aun no me he liberado de todas maneras, de muchos pensamientos negativos. Y veo que estoy empezando a mirar por el abismo, pero que a la vez el abismo caótico que es la vida, me da miedo. Y encararlo de otra manera me da miedo, pero miedo a sentir después que no la he vivido, que desperdicié la vida.
lunes, 7 de enero de 2008
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