sábado, 26 de julio de 2008

Una semanita de vacaciones

Vacaciones por una semana. Nos vemos.

PD. Esta ha sido una semana muy rara. En cualquier caso, me preocupa mi corazón, que late a unos ritmos muy raros y aparentemente desacompasados y se acelera y decelera sin razón aparente. Y mis horarios, que sigo muy dormilón y dejao.

PD2: Me acuerdo de mi ex. Me gustaría abrazarla por detrás, sentados, apoyar mi cabeza en su espalda, y llorar tranquilo.

domingo, 20 de julio de 2008

Verborrea dominical

Justo ahora me iba a poner a trabajar en la memoria del último taller, pero quería antes escribir un poquito por aquí.

Este fin de semana me he dedicado a la noche.
El Sol y yo nos hemos visto poco, si bien tampoco es que últimamente tengamos mucha relación. Y lo añoro un tanto, nos llevábamos muy bien hace un par de años por ejemplo.

Salí el viernes y el sábado hasta ver la luz del sol. La noche del viernes desayuné un chocolate con churros, y la noche del sábado recené un kebab. El sábado me levanté a las seis de la tarde, el domingo (hoy) a las cuatro. Me encuentro bien en la cama, tirado, y medio soñando.

Además estos días me da por tomarme más en serio lo de salir a correr. De hecho los dos días salí a correr a eso de las nueve de la noche, antes de cenar y salir por ahí.

Me siento más centrado, más reposado, menos nervioso. Pero lo dicho, sobre todo más centrado. Aunque mi cabecita se pone en modo imparable de vez en cuando, y he vuelto a esos nervios, o bien de no apetecerme hablar, cuando estoy por ahí con mujeres desesperadas; perdón, quiero decir desconocidas.

He notado que me incomoda la gente. Que la tengo más como una agente de posible agresión, a proveedores de diversión. Hm, no me gusta, no me tranquiliza. Cada vez menos: a medida que me siento más centrado esto va bajando, pero es cierto que la raíz está ahí dentro. Puede ser la raíz de mi caserismo, porque descubrí (a la fuerza) que soy más casero de lo que yo creía ser.

Cuando yo vivía con mi ex subieron el volumen muchas de esas voces que como son por lo bajinis, uno no las escucha, pero que dirigen el comportamiento desde la sombra, agazapadas como Rambo. Hijas de puta, os he descubierto.

"Sí, bueno; y qué". Dicen ellas, desarmándome. "Baja esa pistola no te vayas a hacer daño", dicen, resueltas y seguras de su poder.

Esta centrazón parece real, de lo cual me alegro porque es algo que he estado buscando. Entre otras cosas conlleva que me apetezca darle un beso a mi madre, o que reciba a mi padre con una sonrisa cuando viene. ¿Será porque les veo poco?

El otro día pasé por debajo del gimnasio que hay en la plaza, y vi que había sauna finlandesa. Me encanta la sauna, la de piedras, no sé que tiene. Tampoco he probado otra, pero los finlandeses dicen que esa es la buena. Cuando estuve en el norte de Escandinavia, en la casa del amigo al que fui a visitar, había como en todas las casas de la zona una sauna. Yo bajé todos los días, no podía entender cómo él no había ido más que una vez por probar. Bueno, y alguna más a beber, ya que es el típico sitio donde se hace botellón entre los estudiantes. Además, me imaginé que era un sitio estupendo para el sexo, con esas gotitas de sudor dejándose caer, perfilando las curvas, o rectas, de tu(s) acompañante(s).

Bueno, saunas aparte, también me está dando la sensación de que hasta que no tonifique mi cuerpo, y le dé su parte, siempre estaré renqueante. A mí me da un poco de cosa, porque yo creo que las cosas de la mente las arregla la mente, no el cuerpo. Que ejercitar el cuerpo te puede dar un alivio momentáneo, pero en realidad las cosas no se resuelven así. Al menos no siempre.

Pero también es cierto que para que el pelo de un gatico o un monete brille, hay que darle bien de comer y sacarle a que le de el aire, y se pegue sus garbeos y se desfogue corriendo por ahí, pues nosotros lo mismo. Animales semos, y en el zoo nos encontraremos.

Pues lo dicho, que igual me apunto al gym. Aunque en realidad no creo que utilice mucho las máquinas ni todas esas cosas que hay en los gimnasios y que no sé ni cómo se usan. De hecho puede que ni mucho ni nada, lo cual me replantea la idea de nuevo.

Pero sí que me gustaría bajar al menos un poco antes de trabajar, a hacer algo de ejercicio.

Por cierto seres humanos, cada vez me parece que paso más de vosotros, lo cual también quiere decir que estoy más a gusto con vosotros y os quiero más y mejor. Y también estoy aprendiendo a discriminar(acepción número uno), a separar el grano de la paja. A saber mejor cuáles son los míos. Paradojas de la mente, preguntadle a Freud.

martes, 15 de julio de 2008

El genio de la lámpara cerrada

Desde que era pequeño, más o menos desde que tenía unos diez años o así, empecé a darme cuenta de que las vidas de los genios en la historia eran purita desgracia. Es decir, que muy listos, pero que las pasaban bien putas en su vida. Prácticamente sin excepción. Así que, ¿quién quería ser un genio? Si tienes esas virtudes, capacidades, potencial, etc., de lo cual la vida se empeñaba en darme reflejos de que puede que sí tuviera, mejor saber de tus virtudes y guardarlas de tapadillo, resolví. Mejor optar por la sencillez y no ir mostrando por ahí la genialidad de uno. Y no tener que ir por ahí luchando contra el mundo para imponer mi genio. Humildad, y tal. ¿Miedo? Claro que sí.

Por aquél entonces yo tenía aptitudes para todas las cosas. Bueno, todas menos manualidades, reconozco que las manualidades no eran lo mío, pero tampoco me suponía un problema. Recuerdo que a los catorce años era el que mejores notas sacaba, el que más rápido hizo el kilómetro, el que más lejos tiró la bola de tres kilos de peso, y dibujaba de la ostia. No remataba bien, pero daba unos pases milimétricos en el fútbol y sacaba los córners. "¿Tú que pasa, que eres perfecto, o qué?", me preguntó un amigo. Yo tenía la humildad de un hombre entregado a su trabajo. Y cuando venían el triunfo o el fracaso, trataba a los dos impostores de la misma manera, pasando bastante de ellos.

Al lío. El tema es que decidí no desarrollar públicamente demasiado ninguna de mis cualidades, por aquello de no convertirme en un desgraciado, lo cual me daba un miedo terrible. "A ver si encima de haberlo visto venir, te vas a meter en la boca del lobo y vas a ser un desgraciado e imbécil, las dos cosas. A ningún genio le ha ido muy bien en la vida.", me decía.

Pero, no sé, quizá no es algo de lo que se pueda escapar.

No me quiero volver loco

Sólo es que no me quiero volver loco.
Sólo es eso.

jueves, 10 de julio de 2008

Afectuosamente

"Como no tengo mis afectos satisfechos, voy a hacer como que no tengo necesidad de afectos".
Debí de resolver alguna vez.

lunes, 7 de julio de 2008

Cogiendo de aqui y de alla

Me estoy animando a coger sólo lo que me apetezca.
Tengo un mecanismo que me hace creer que si quiero un poco de algo, me lo tengo que llevar todo.
"Es lo malo de los hombres, por un trozo de chorizo te tienes que llevar todo el cerdo", decía el chiste.
¿Por qué no puedo darte un abrazo si es eso sólo lo que necesito - y no pensar en las contraprestaciones que yo tendría que dar, o el mensaje que estoy dando, etc. ? Esto no es que esté mal en sí, pero cuando se endurece se convierte en un mecanismo que no te permite coger lo que necesitas, ni hacerlo patente... lo que se siente es miedo, agarrotamiento, tensión... que te controla, y sin tener muy claro por qué. Y encierra a la necesidad.

Para eso hay que tener fuerza, confianza y entender profundamente que uno no está haciendo algo malo.

Pues eso, más vale que escondáis las peras de la cesta si no queréis que vaya yo y las coja. Jia, jia.



PD. Sí, los símiles sexuales a lo largo del artículo son intencionados.

A ostias con la vida

El último taller ha sido muy revelador para mí, y aunque esta vez más que ningún otro en lo físico, sobre todo ha sido en lo emocional. Me ha hecho integrar muchas cosas, y darme cuenta de otras que no estaba integrando... y recuperar mucha confianza en mí mismo... aunque haya sido a base de ostias. En la vida hay muchas ostias, y hay que saber darlas y no, generarlas y no, y encajarlas. "He perdido muchas más carreras de las que he ganado", dijo Miguel Induráin.

Aunque llegué a casa hecho una puta mierda y somatizado perdido (ay, ese estomaguillo), y no es que me sienta especialmente mejor físicamente, sí emocionalmente. Con ganas de tirar palante y confiando en mi manera de hacer las cosas, sea la que sea.

Escribir me empieza a parecer una excusa para volcar aquí lo que no me atreva a volcar ahí fuera. Me es difícil mantener la balanza equilibrada. La vida no son palabras para mí. Las palabras son el sustituto más certero, pero uno no se iría a comer chocolate al sofá teniendo una amante al lado.

Y qué necesidad tiene uno de comer chocolate mientras está follando.


PD. Ostias es con h, menos cuando lo escribe el Ivà o alguien de su escuela. Que el Karma lo tenga en su gloria.

jueves, 3 de julio de 2008

Sueños amables

Qué bien me he levantado hoy. Prácticamente no noto la tensión en el estómago de todos los días al levantarme.
Me he levantado algo más tarde de lo normal, con un despertador sonando cada cinco minutos... y en ese tiempo, tenía sueños; bueno, más bien el mismo sueño continuaba.
Era un sueño raro pero amable, no pasaban cosas malas (aparte de encontrar una casa en la que las escaleras se estrechaban al subir, y no tenían salida para los pisos. Bordeaban un ascensor impúdico de esos viejos que se les ve todo. Al final ya te dabas contra las paredes, pero lo curioso es que había bastante gente que me venía detrás de mí, y tuvimos que bajar todos, claro) (otra cosa rara que pasaba era que no podía encontrar los zapatos y tenía que salir de casa en calcetines, sin que supusiera esto mayor problema) (...y muchas más) ...y salían compañeros de formación. Bueno, en general, un sueño agradable.
Últimamente tengo sueños(sí, o me acuerdo de ellos, vale), que no suelo tener de normal.

martes, 1 de julio de 2008

Freaks

Me cuesta tirar para adelante cuando mi manera de sentir no se entiende.
- "Pero hombre, si eso nos pasa a todos".
Sí, ya... que sí.

En realidad se trata de que en los momentos de crisis de fe(en mí, mis maneras y mis querencias), debilidad o whatever, la fuerza en contra se vuelve muy fuerte, como una apisonadora. Y yo opto por pensar que sí, que igual tienen razón. Asimilar esas razones del otro. Y dejarme arrollar.

Es muy triste, porque así ni el otro me ve, ni yo me veo ni acabo sabiendo qué es lo mío, quién soy yo... qué me gusta, cómo me gusta ser, siquiera. Cuáles son mis principios, y si es que tengo algunos.

Ver la película Freaks.