viernes, 27 de noviembre de 2009

Toma de temperatura

Es tarde pero me he quedado trabajando en un proyectillo personal y escuchando sketches viejos de la hora chanante a la vez.

Tengo tensión en el estómago y siento vacío.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Stand by, miedos, preguntas y proyectos vitales

Y otra entrada, estoy que lo tiro.

Quería dejar constancia de:

- Que siento que la vida pasa por mí en vez de yo por ella. No siento que hago lo que quiero lo suficiente. Supongo que mi ego es tan listo que me pone nubes para que no vea lo que quiero, y al dudar, no me decido a cambiar las cosas y así todo queda como siempre, indefinido. Quizá el secreto está en aceptar esto y una vez aceptado disfrutarlo. Pero las consecuencias que esto puede tener me dan miedo: que un día me levante y piense: ¿qué cojones hago yo con esta mujer, este trabajo, esta casa y esta vida? Y sin embargo tengo miedo a quedarme sin nada. Sin mujer, sin hijos. ¿y qué mas da si se disfruta la vida? Ya, pues mira. Será que como no la disfruto lo suficiente, me pregunto estas cosas.

Y así lo certifico a las dos y cuarentaiséis minutos de la madrugada del veintidós de Noviembre de dos mil nueve.

PD. Se me ha ocurrido un proyecto vital: estar un año en una ciudad desconocida mendigando. Salir a mendigar todos los días, es decir, trabajar de eso. Llevar una cámara de vídeo para grabar la experiencia. Alquilar un piso, puede ser, para editar el vídeo y almacenarlo, que sirva como pequeño estudio. Al final del año, hacer un balance y una película documental con el tema.

Pajotes y pajillas

Acabo de hacerme un pajote y ahora me ha dado por escribir, ya ves. Hay que hacer lo que pide el cuerpo. Actos de expulsión física y emocional.

Estoy últimamente centrado en cosillas orientadas a internet. Se me ocurren proyectos para internet, y una gran diferencia es que me estoy poniendo manos a la obra en algunos. Por ejemplo el cacharrillo ese del camino que he puesto a la derecha, si os gusta ponérsuslo en vuestra pagina. Si os interesa decirlo, y ya daré instrucciones de cómo hacerlo que es muy fácil.

De vez en cuando me sale la exigencia de deberías de socializar más. Eso me hace sentirme culpable de pasar mi tiempo libre delante del ordenador en vez de delante de amigos o gachises, que también hay que pensar en tener guachos, para que te ayuden en la faena.



Seres humanos, vaya. Pero hoy me he quedado en casa. Viendo pelis y haciendo cosillas. Eso sí, ¡me ha dado por terminar una memoria! Qué cosas...

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Cuidadín cuidadín

No voy a contar cosas del fin de semana (por ahora) aunque fueron muy buenas (y graciosas!).

Escribo esto para poner en palabras una sensación, que es la de que cuando llego a un punto en el que estoy en paz, empiezo a aislarme y a hacer como el que no tiene sentimientos. Quiero decir, que no me responsabilizo de lo que viene por dentro.

El estar más en paz conmigo, está bien porque no me doy pol culo tanto. Pero también me hace que me conforme con menos, que no vaya a buscar ese plus. Es cierto: antes mayormente refunfuñaba y me flagelaba y tampoco iba a buscar ese plus, así que en general estoy mejor. Pero todavía me falta que me salga de natural ese punto de atrevimiento, hacerlo desde la paz y no desde la euforia o la hiperexcitación (esto es, cuando me obligo a hacerlo y entonces se hace lo que se puede, pero eso es como una explosión y no).

Ahora mismo, mientras jugaba un torneo de poker por internet (aún no he terminado, es de los largos), he sentido una pérdida. Llegué a ir segundo (de 1600), luego fui bajando gradualmente hasta 20 (simplemente porque no arriesgaba y los demás alcanzaban mi stack). En una jugada, yo tengo J8 y aparece 89J. Guay, doble pareja y dominante! Apuesto. El otro me apuesta más. A mí no se me pasa por la cabeza que el tipo pudiera tener Q10, y le echo todas (le doblaba yo asi que no me quedaba sin nada). Efectivamente, tiene escalera. El turn y el river no ayudan y se me lleva la mitad de las fichas. Puede parecer una tontería, pero me ha cabreado un tanto por no haberlo pensado, no había necesidad de abusar. Al rato, he seguido jugando normal y ahora amanecido el 108 después del descanso. A ver cómo termina la película.

El caso es que hace un rato, he oído cosas raras. Que me han hecho recordar que sí, que me gusta mi compañera de piso, que le tengo sentimientos y que aunque sea para nada, debería acercarme más a ella... en vez de estar jugando aquí al poker. Jugar al poker está bien, me gusta, pero no quiero que se interponga en mi camino porque ahí es donde uno se pierde. En este caso, es que me he clasificado yo para este torneo y me apetece jugarlo, es un acto de respetar lo mío. Pero con ojo.

Recuerdo que en aquél año de despertar a la vida en Inglaterra, de erasmus, estaba enamorado de mi compañera de piso (de una de ellas: por suerte he tenido casi siempre más mujeres que hombres como compañeros de piso. Y además guapas, por lo general). Enseguida me enamoré de una de ellas. Al poco me le declaré, pero no cayó: tenía una relación en su país muy traumática que acababa de dejar. Durante todo el año llevamos una tensión sexual que si sí que si no. Allá por navidad a la zanguanga se le ocurre echarse un novio virtual (vale, a mí se me ocurrió al mes echarme una real XD) que hasta vino por un mes. Yo estaba enfadado (no lo ocultaba, el dinero y el cariño no se pueden ocultar dice una copla, pero creo que yo entonces me guiaba por el mostrar (no como ahora que hay que ser antropólogo para ver qué hay dentro de mí. fuera, bicho!). En fin, el caso es que una noche pasó por casa otro francés chulito, que además nos caía mal a todos, o casi. Ella lo toleraba más. Y como no lo oí salir de casa, pensé que se había quedado a pasar la noche. No pude dormir en toda la noche de celos. Y eso que yo tenía novia (en realidad estaba enamorado de la otra, pero la carne es débil), pero de quien estaba enamorado era de la francesita. Y se me notaba. Pero mi novia me quería mucho y no se enteraba, o no se quería enterar.

Qué mal lo pasé aquella noche. Muy, muy mal. Tanto que al día siguiente, hablé con ella y se lo conté, y le dije que me daba cuenta de que la quería mucho, y le pedí que me dijera claramente qué sentía por mí, y si había alguna posibilidad por mi parte. Más bien, le forcé a decir una cosa u otra, que en definitiva era lo que yo quería oír: que no. Para poder liberarme y pasar a otra cosa. Me dijo que no me quería decir eso. Yo dije: bueno, si no es que sí, es que no.

Nos seguimos manteniendo un cariño muy especial. Casi todos los años desde entonces nos hemos visto. El año pasado le visité, dormí en su casa... pero no en su cama(estaba yo bueno, por entonces, también, con mis cosas...).

[paréntesis de poker]
Tras varias horas después, he terminado el 14 de 1642. Me llevo 20$, no está mal. Me queda la sensación de que al final he hecho el imbécil, esto es, tomar más riesgos de los asumibles. El poker es un juego donde no tomar riesgos es un suicidio, pero pasarse suele serlo también.

Mientras jugaba, hablaba por el teléfono (tarifa 1h por 1m de vodafone) con mi ¿ex? que me iba contando sus cosas y luego le iba contando como iba... como si fuera mi entrenadora, jaja. Me iba entreteniendo y así estaba más centrado. Es curioso que he cometido mi error después de 5min. de descanso, donde me he estirado, expandido, etc. Creo que me he expandido de más, y así tenía la percepción del borracho (sobrevalorando el futuro y la capacidad propia). Bueno, no es que estuviera mal jugado como digo, pero el nivel de riesgo era demasiado.

Ahora, a disfrutar de esta victoria... durmiendo.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Camino de Santiago parte uno

Lo primero de todo: para ponerse la chapita(widget) del Camino de Santiago en tu blog, mira este artículo.

Mi historia con el camino de Santiago no ha terminado todavía. Creo que nunca termina para los que hemos caminado por esos senderos. Nunca termina ni siquiera para quien lo ha completado, como para alguien como yo, que todavía no he llegado a Santiago.

Hace tres años y medio ya, hay que ver cómo pasa el tiempo, empecé a andar el Camino. Partiendo desde Roncesvalles, junto con una amiga - que luego pasó a ser mi novia, a vivir juntos y actualmente a ser mi amiga de nuevo. No nos conocíamos casi, pero ella iba a hacer el camino y yo no tenía nada que hacer ese verano, durante esas fechas. Ella iba a caminar hasta Burgos, así que me acoplé. Ya nos habíamos liado y tal, así que bueno, sabíamos a lo que íbamos... o eso creíamos.

Nos preparamos bastante: tratábamos de hacer paseos por la ciudad (ella - yo aparte de eso ese verano también hice el interraíl, así que tenía los pies curtidos). Al recordar aquellos tiempos, siento nostalgia de mi actitud hacia la vida: exprimía cada gota. Un día sin tener nada que hacer no era un aburrimiento sino una oportunidad de explorar el mundo o de explorarme a mí mismo, o las dos cosas. Quizás la actitud era un poco psicótica y no fue bien encaminada luego, pero bueno, lo recuerdo como una época de vida plena. No me engaño: tampoco recuerdo que fuera feliz, pero sí estaba contento con cómo era. Era como quería ser. Quizá ahí esté el problema: era como quería ser, sentía lo que quería sentir - pero igual mi naturaleza no quería eso. Basta de chorradas y al lío.

Recuerdo los primeros días, con aquello masificado. Durmiendo en las tiendas cno un frío polar, que no dormimos nada porque teníamos únicamente una sábana (llegamos tarde y ya no había mantas) y además tuvimos que dormir al lado de la puerta de la tienda militar (de lona, es decir, entraba el aire). Me bajé a su cama para al menos darnos calor y poder dormir...

En Zubiri, tuvimos que dormir en un frontón ya que los albergues estaban ocupados. Qué bonito era el camino por Navarra, realmente precioso. Eran fiestas en Zubiri y nadie bailaba, así que bailamos nosotros.

En Pamplona dormimos por primera vez en una cama como Dios manda. Es que era en un convento de monjas. Estábamos tan contentos, que además coronamos la experiencia con un buen polvo dentro del recinto propiedad de las hermanas aquellas, que Dios las bendiga en el improbable caso de que exista.

En Puente de la Reina (de esta etapa no me acordaba y he mirado a ver, lo reconozco) cociné unos macarrones, quiero decir que cociné por primera vez en el hostal... y pocas más creo, que yo recuerde, jeje... Un puente muy chulo. Allí entramos a una exposición que había en una torre muy cerca del puente. No me acuerdo muy bien de qué era, pero recuerdo que era interesante. Y las partes del museo, que era como una casa antigua.

Seguimos por las tierras navarras. Camino a Viana nos dieron unas diarreas muy malas, menos mal que llevábamos Fortasec, el amigo del estómago del peregrino. Pero creía que me moría, qué retorcijones. Además el baño de aquél albergue (en un pueblo pequeño) era de los de cagar de pie... un suplicio. A ella también le dio, y fue un espectáculo aquello, vaya pareja...

Nos recuperamos pronto y ese mismo día andamos hacia Viana, donde tomamos arroces y tal. En Ventosa, coincidimos con unos madrileños y un segoviano que iban en bici... pero que eran la risión absoluta. Además traían porretes, y con eso y el vino riojano, y un hospitalero super gracioso que se parecía a Enrique San Francisco pero en tartamudo (qué crack) a mí me dió un ataque de risa de los de verdad, de los de no poder parar... subiendo a la habitación, hasta me metí al baño antes porque me seguía riendo y no podía parar... y me dijo ella que se me oía perfectamente desde la habitación jajaja...

Ya empezamos a notar el cansancio, pero bueno, seguíamos e incluso recuperábamos terreno respecto al plan inicial. Al final empezamos a mandar la dieta del peregrino a tomar viento y darle a los ricos vinos y a las tapas que había en los pueblos del Camino.

Recuerdo que tuvimos nuestro primer momento malo como pareja y como caminantes yendo por una carretera estrecha y en obras por la que pasaban camiones... ella iba andando por el móvil, en mi opinión, despreocupadamente, y yo tenía miedo de que los camiones la pillaran. Le tuve que dar un grito y todo, y ella se molestó mucho... aquél momento sin embargo, no me gustó nada. Me dejó un poso muy malo: en los problemas, no nos entendíamos en la rabia. Yo empecé a tragarme cosas y eso es muy, muy malo. En fin, se ve que no estaba preparado para eso. Me marcó mucho aquello, sí. Vi que no teníamos tanto en común como yo creía.

A mí me dieron unos dolores en las caderas, así que empecé a usar su palo y el mío, y andar de manera rara, como un robot. Así que hice de robot. Además me dolía menos si andaba a grandes zancadas y rápido así que lo hice. Empecé a hacer de robot, de Bender de Futurama, y fue muy gracioso. "Quería matar a todos los humanos" excepto a ella. Eso fue cerca de una valla donde había miles de cruces hechas con palitos del bosque, y se veía la carretera desde arriba.

La entrada en Nájera, fue lo más peor que habíamos visto en arquitectura popular: premio al pueblo más feo del Camino. Una estética cutre ochentera poblaba la entrada al pueblo, incluido el bar donde tomamos el desayuno. Luego ya el centro era más chulo, pero...

En Santo Domingo de la Calzada fue en el único momento en el que no dormimos en albergue: nos dimos el gustazo y fuimos a un hotel como las parejas pudientes. Llegamos bastante tarde, y bastante destrozados, así que ya ni fuimos a los albergues a preguntar. Que les den. Nosotros en nuestra camica doble como unos campeones, qué coño. El peregrino también tiene que cuidar de sí mismo.

En Belorado estuvimos en el albergue de la Iglesia, donde además daban de cenar pero bien y había una buena fiesta allí montada. Recuerdo el estar tendiendo las ropas fuera en un tendedero. Qué curioso que recuerde eso, ¿no? En un pueblo anterior tuvimos también un momento muy bonito, yo estaba cantando mientras lavaba la ropa a mano, y a mi ex le gustó mucho. Yo recuerdo que entonces la voz me salía más libre, más queriendo ser. Era voz, y no sé, ahora me cuesta entonar mogollón - bloqueos psicológicos, está claro.

No dormimos en San Juan de Ortega, porque nos habían dicho que estaba mal, entraba el aire y hacía un frío acojonante, los hospitaleros muy secos, y había poco sitio. Pues fuimos al pueblo siguiente, uno de cuatro letras, pero que no me acuerdo del nombre. Resulta que los propietarios de aquél albergue eran un matrimonio que se conocieron en el Camino, y que luego pusieron un hospital allí en el pueblo. ¡Qué cosas! ¿Qué tendrá el Camino? Desde luego, recuerdo a un cura que una vez dijo, "no hay mejor sitio para ligar que el Camino".

Llegamos a Burgos, punto final de nuestro viaje (por ahora) porque íbamos a casa de un primo mío, e hicimos noche allí. Fue muy agradable la estancia en Burgos. Durante la noche, no sé por qué, le di un susto terrible a mi ex porque en la oscuridad de la cama, hice un gesto y un sonido rarísimo como si estuviera loco, y vamos, casi le da un ataque.

Un pedazo de viaje aquél. Me dejo muchas más cosas en el tintero de las que hay aquí, como el tonto del pueblo que vino a por mí, toda la variopinta gente que se conoce en el Camino, cada lugar y cada rincón... tantas cosas. Contarlo sólo es una pequeña parte: hay que vivirlo.

martes, 3 de noviembre de 2009

Religión en That Mitchell and Webb look

Estos tipos son geniales! Desde luego, el humor británico alcanza cotas difíciles de igualar en lo que respecta a parodia. Mitchell and Webb, de That Mitchell and Webb look de la BBC, se salen.
Especialmente en lo tocante a religión. Por ejemplo, acerca del ateísmo:




Mira éste, sobre el buen Samaritano: este es genial!



La historia de Abraham y el sacrificio de su hijo Isaac:



Como añadido, aunque no corresponde mucho a este artículo, vaya por delante esta llamada al ateísmo del profesor de Oxford Richard Dawkins, para aquél que no la haya visto (data de 2002). Quien no conozca a Richard Dawkins, se pierde un buen paladín de la crítica al creacionismo, y religión en general.

Parodia Homeopatía

Un poquito de sentido del humor. Una muy divertida y bien hecha parodia de un hospital homeopático. Inglés con substítulos en español.

lunes, 2 de noviembre de 2009

El gusto de ser yo

Le estoy encontrando el gusto a esto de ser yo, de ser como soy, de una manera serena y seria, y a la vez humorística. No me tomo tan en serio aunque parece que sí, pero no sé, estoy más sereno. Me ha sentado bien el fin de semana - aunque mientras el finde mismo, no lo tenía tan claro.

Puedo amar sin poseer, cosa que está bien, y también no reprocharme las cosas, o menos. También poder simplemente disfrutar de estar y de la contemplación. Y de estar en mi cuerpo.

Eso me gusta porque me hace ver más claras las cosas que quiero de verdad, y aunque es complicado al menos voy para allá. También me encuentro con más confianza, sin tirar las campanas al vuelo ni mucho menos, pero al menos no me obligo a hacer esto o aquello, no me lo echo en cara el no haber estado a la altura.

O bien me veo haciendo esto o lo otro por la sensación de mimetismo con éste o aquél y luego me hace gracia - no me martirizo.

Y nada, estoy pensando más ahora que en todo el día. He tenido una charla muy gratificante con mi compañera de piso... nada profundo, pero creo que somos muy parecidos de carácter. Y siendo que los dos somos difíciles de entender, yo sin embargo siento que la entiendo al menos hasta donde quiero entenderla, y que ella me entiende a mi (que eso sí que me cuesta de sentir...). O al menos si no nos entendemos, nos respetamos el no entendernos y nos parece tan ricamente. Qué convivencia tan buena, oye.

PD Ah sí, estoy muy perezoso por las mañanas, mucho mucho. Y oye, tampoco me importa tanto.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Miedo psicológico: la exigencia de la originalidad

Y seguimos con otro miedo, estoy que lo tiro señora...

El miedo a no ser original. Este es bueno.

Me he acordado de este miedo esta tarde en el autobús mientras leía el libro ese del psicoanálisis. No sé si por suerte o por desgracia, periódicamente, y esto es más o menos dos veces al mes, me toca hacer unos viajes en autobús solo de unas cuatro horitas o así.

El miedo a no ser original. Más que miedo, es la exigencia de ser original. Me exijo a mi mismo que lo que yo haga debe ser de valor intrínseco (mi definición de valor puede diferir de la acepción mayoritaria, pero eso es lo de menos). Es decir, que sea algo que aporte algo nuevo, que tenga valor por sí mismo. Que no sea (y que no pueda achacársele) ser una copia, un plagio, estar claramente basado en esto o en aquello. Si lo hago, quiero ser consciente de ello (a veces es simplemente así, y cuando es así yo no le doy mucha importancia).

Tengo miedo a la mediocridad, que para mí no consiste en hacer las cosas mal o bien, sino en no ofrecer una visión novedosa sobre algo. Los robots hacen las cosas bien, y no por eso tienen valor - espero que esto clarifique a lo que me refiero. La chispa humana, el valor intrínseco. El chiste que nadie ha hecho. El verso inaudito. La visión sorprendente. Eso.

A eso de los catorce años, o creo que antes, empecé a pensar en eso. Me di cuenta de que simplemente hacer las cosas bien no bastaba. O mejor, no me bastaba. Eso era fácil y sin fuste. Yo tenía que, además de hacer las cosas bien (como base), proponer nuevas vías. Donde ya no importa tanto si se hacen las cosas bien(preferible pero ni mucho menos necesario) sino hacerlas de manera auténtica, original.

Yo, que me caracterizaba por ser un estudiante modelo, tanto en las asignaturas de estudiar como las creativas y la gimnasia (le daba a todo, un día un amigo me dijo "tú que pasa, ¿eres perfecto o que?", si no recuerdo mal tras marcar un buen gol), empezó a saberme a poco hacer lo que me decían. Aprender lo que me hacían aprender. Es decir, ¿qué había de creativo en aprenderse de memoria esto o lo otro? Y más allá de eso, ¿para qué queremos aprender eso? A mi me empezaron a interesar otro tipo de cosas, lo que viene a llamarse la genialidad. Me empecé a fijar en otro tipo de música, de pintura, de cine, etc. Abrí mi mente a lo que aquellos buscadores de originalidad me ofrecían. Bueno: yo busqué, no sabía lo que iba a encontrar. Me pareció que lo normal ya no sabía a nada, había que buscar lo excepcional(por humano, no me refiero a excepcional como un ferrerorrocher).

Y así fui dejando de sacar tan buenas notas para empezar a ir estudiando justo antes del examen, ir dándome a la vida disoluta, interesándome por las cosas raras, etcétera, etcétera, etcétera...