lunes, 31 de diciembre de 2007

Amor y sostenibilidad

Me ha venido un flash a la cabeza.

Creo que me pasa que cuando estoy en una relación, me siento como si pudiera apoyarme en el otro, y además tuviera todo el derecho. Entonces me dejo caer encima.

Pero me siento mal, rechazo esto y no lo hago: me retraigo y me niego a eso.

Pero sí doy derecho al otro a apoyarse en mí, como si yo tuviera la obligación de sostener, "para eso estamos en una relación". Cuando en realidad, es lo último que deseo, pero me sale la obligación.

Entonces el otro, la otra en este caso, si se me cae encima y yo me he retraído, nos caemos los dos, perdidos.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Preguntas sin respuesta

Una cosa que me persigue es:
cuando yo estuve "peor", cuando no paraba de darle vueltas a la cabeza... me salían preguntas, que sí, que me hacían sentir mal, que no paraba de darle vueltas... pero en realidad, esas preguntas eran racionales. Que es mejor pasar, y centrarse en otras cosas y no darles importancia a esas preguntas, a esos dilemas. Vale.

Lo que me angustia es que el hecho de que, en realidad, esas preguntas siguen sin ser respondidas. Y que por tanto, si vuelvo a esos estados de darle vueltas a esas preguntas, seguirán ahí, tan vigentes como antes, sin haber respondido a esas preguntas.

El síndrome del oficinista inseguro

¡Joder!
Estoy haciendo algo, lo que sea, en mi cuarto.
En cuanto oigo alguien que se mueve en el salón, me tenso: no vayan a venir aquí y ¿revisar? lo que estoy haciendo, y que algo esté mal. Es una sensación parecida a la del oficinista miedoso que sólo con que se acerque el jefe se echa a temblar, la raíz es esa.
Es como si no estuviera seguro de estar haciéndolo bien, y entonces sentir esa opresión, ese miedo a lo que va a pasar, al conflicto que vaya a ocurrir, y tener que estar preparado para afrontarlo cuando llegue.
Pues eso me ocurre, con mis padres y mi hermano. Ellos, creo, no lo saben, aunque seguro que se lo transmito: que cuando abren la puerta, estoy en modo defensivo, incómodo, alerta, tenso, hasta que la situación crítica (!?) desaparece. "Ah, ya pasó lo malo".
¿Y porqué soy tan sensible a lo que parece ser la opinión/aprobación de los demás? Es algo que a mí no me gusta en la gente... y que he terminado reproduciendo. Quizás me molestaba tanto porque me veía reflejado a mí mismo ahí. Además al haberlo somatizado, se me manifiesta como regomello estomacal, con lo que no puedo, simplemente, ignorarlo. Pero me siento incómodo con esa sensación, no acepto el tenerla siquiera, lo que hace que no estalle y les diga "dejarme en paz", o les suelte algun improperio o lo que sea: no tiene sentido racional, y no me lo dejo expresar. Es en realidad problema mío, y no quiero traspasarlo de manera estúpida a los demás.

Si yo estuviera seguro de lo que hago y tranquilo con ello, no tendría esta sensación, creo: no me importaría que la gente pase por ahí y mire lo que estoy haciendo, y si me importa, no tendría problemas en decirlo. Pero yo siento esto en cualquier situación, sea lo que sea lo que esté haciendo. También es sensibilidad a las críticas, lo sé. Y de nuevo, cuando uno está seguro de lo que hace, escucha las críticas pero manteniendo su visión de las cosas.

Ah, esta sensación de haberlo tenido y haberlo perdido, y de que nunca volverá, que amarga es.

sábado, 29 de diciembre de 2007

Negros nubarrones

Ahí están, escondidos, acechantes, para colocarse en cuanto me descuide.
Los noto: son esas fantasías catastróficas que, aun sin tener forma definida, sé lo que son, sé cómo son: sé los sentimientos que me generan, las angustias, inseguridades e incertidumbres, contra las que todavía, me veo a merced.
Y de ahí el miedo, a que estén ahí, el miedo a bajar la guardia. Por eso, la intranquilidad de raíz.

Y no están encima. Pero su sombra sigue ahí, me pesa. No la veo, pero me angustia.
¿Será una herramienta evolutiva de ultra-seguridad, para que yo no baje la guardia? ¿Supervivencia contra vivencia? Sean lo que sean, era más feliz cuando no los tenía, desde luego. Espero, cuando no los tenga ni los vea ni los huela, saber valorarlo en su medida esta vez.

Publicidad Gestalt

Hola.
He puesto unos anuncios en el sitio, ahí al ladito, espero que no molesten mucho.
En principio, tengo cierta resistencia a ello, es decir que me hace sentir un poco sucio, porque parece que escribo esto para ganar pasta o algo.
Pero, qué cojones. Si además de escribir esto, que me sirve de terapia, pues me saco unos dinerillos (que ya me extrañaría, pero vaya), todos contentos. Hay que aprender a aceptar el egoísmo sano de uno, más que pensar en lo que el otro pueda pensar.

Si os molestan mucho me lo decís y ya está... pero bueno, me parecía un buen ejercicio el dejar claro este tema, llegado el caso. El presunto Fritz Perls es un jeta: bueno, pues sí. Además de no tener valentía suficiente para poner su verdadero nombre, intenta ganar dinero con su propia terapia.

Bueno. Pues sí. Porque aunque no soy cristiano, los caminos del señor, es decir los nuestros, son inexcrutables... quizás Fritz "el malo" y yo nos parezcamos más de lo que parece...

viernes, 28 de diciembre de 2007

La no-depresión

¿Qué es la no-depresión? Hace tiempo que no la conozco, que sólo la conozco como estados eufóricos. Y como estados, impermanentes.

Creo que estoy empezando a vivirla, pero realmente, me sabe a poco. Como la vida en general, que me sabe a poco. Por eso me cuesta tan poco regalarla, a quien la sepa utilizar mejor.

Pero realmente, yo me rebelo contra eso. No puedo aceptarlo, no lo he aceptado cuando tocó. Porque me asquea esa despersonalización. Porque me asquea mi debilidad.

Ahora mismo, mi disyuntiva es: ¿Ser mierda o ser estrella?
- Si soy mierda, no me acepto.
- Si soy estrella, me cuesta y no lo puedo mantener.
Sí, sí, la lucha del narcisista. Que hay que estar en el puto medio, etc.
Pero, ¿por qué?
Ahora tengo miedo a realizar mi ser, es verdad, porque creo que soy demasiado débil para ser brillante (no creía eso hace un año ni mucho menos, creía que tenemos los límites que nosotros nos ponemos), y entonces solo veo el otro extremo - la mierda. Porque todo lo demás, sabe a poco.

PD.
Yo tengo un moco,
lo saco poco a poco.
Lo redondeo
y lo miro con deseo.
Me lo como,
me sabe a poco.
Y me saco otro.

El juego en estados depresivos

Me distraigo por internet, jugando, y me embebo en ello. Pero, cuando lo hago, siempre voy "in crescendo", no manteniendo un nivel continuo de excitación. Llega un momento en que entra mi estómago a jugar, y mete tensión y presión. Esto tira de mí y en parte, supongo que me hace jugar mejor, conseguir la victoria. Pero me da la impresión de dejarme ir, de estar comenzando el camino de la adicción, del cual me retraigo inmediatamente, me causa rechazo. Y empiezo a perder partidas, y empiezo a picarme. Entonces me retiro, como un resorte.

Y me siento vacío de nuevo. Con regomello en el estómago. Pero menos que otras veces. Más tranquilo. Pero por dentro, intranquilo. No sé que hacer. Salir a ver la tele con mi familia me aburre. Leer me aburre. Jugar me aburre. En realidad, no quiero "regalar" mi tiempo a nada: sólo a mi mismo, todo lo demás es inferior.

No sé cómo se llama esta familia de sensaciones. Es como una ultraconciencia que no te deja descansar y a costa de ello, te hace estar continuamente mellado. Y cuando necesitas el estar ahí, entonces estás cansado. Un estado de continua actividad mental.

Pero se va reduciendo, respecto a otras veces.

jueves, 27 de diciembre de 2007

alquiler de casa

Acabo de ver una casa que me gustaría alquilar en mi ciudad. Es para cuatro personas, 800 euros, muy buen precio y en el centro.

Ahora mismo vivo en casa de mis padres, después de haber vivido en otras ciudades solo.

Me he imaginado a mi mismo viviendo con unos amigos, compartiendo piso, y me ha parecido atractivo, de hecho me ha hecho acordarme de aquellos tiempos primeros cuando estuve de erasmus y me tuve que buscar todo-menos-la-cama para vivir en aquella casa. Y a ver si así se me quita esta sensación de estar en stand-by en mi vida.

Pues... igual se lo propongo a unos amigos, mira.

No se si tendrá que ver el escuchar a Dr. Dre en el sentirse fuerte y resolutivo... quién sabe.

Eso lo hace cualquiera: individuacion y trabajo

Qué desagradable, y a la vez difícil de quitarse de encima, es la sensación de que ningún trabajo es digno para la mente salvo el trabajar en la problemática personal de uno.

Es que esto te hace no estar a lo que estás es ninguna otra tarea que no sea la de estar "en tus cosas", porque como digo, parece indigno. Parecen como juegos, innecesarios, sin objeto; cuando lo de uno "es serio".

Y sin embargo, lo real es el juego, el trabajo. "Pero esto lo podía estar haciendo cualquiera, sin embargo mi problemática me distingue". Supongo que es una defensa contra la falta de individuación, la sensación de ser absorbido por la masa: mediante mis pensamientos, tengo la sensación de ser alguien.

Actualización: Pero, ¿por qué? Tengo una respuesta. Cuando se obtiene esa individuación por otros métodos: hacer otras cosas que a uno le gustan, que le reafirman, que le hacen sentirse vivo: salir con amigos, hacer una actividad que a uno le gusta, (especialmente si es social), etc., a uno "no le importa" hacer ese trabajo porque ya tiene su ración de personalización, de individuación, por otros métodos. Es decir, no necesita de esa "alimentación" continua de la mente. Y es que, primero es ser nosotros, aunque sea mal.

Cualquier comentario es especialmente bienvenido.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Vacío de fin de semana

Me siento vacío.
No sé en qué ocupar mi tiempo libre. Hago algunas cosas, pero me aburro en realidad. No disfruto con los pasatiempos, me parecen una manera de tirar la vida. Pienso si viviendo solo, me ocurriría lo mismo o si en cambio, me rebelaría contra estas cosas porque no tengo el modelo de mis familiares, al que me puedo adaptar, que es cómodo para mí.
Ellos se ponen delante de la televisión o del ordenador y se imbuyen y disfrutan de lo que sea.
(¿Disfrutan? Ya, eso no lo sé. Pero yo creo que sí disfrutan, se entregan).

Me siento muy mal, al ver que cuando tengo tiempo no sé en qué ocuparlo. ¿Qué falla aquí? Creo que está claro que algo falta, falla, que algo está pendiente. No me atrevo a tomar el control de mi vida porque esta que llevo es cómoda, pero a la vez me incomoda en cuanto que no me deja desarrollarme. Y tengo miedo de sacar de mí ese ser mío, ese poder, porque para salir de este rollo siento que necesito defensas que no tengo... ya, esto suena a excusa, ¿a que sí?

¿Qué pasa con mis deseos? Ni los veo. Es como si no me diera derecho a desenvolver el regalo de los deseos, de tal manera que se difuminan. Pero, ¿es así? Mientras permanezco en esta atmósfera amniótica, no sé lo que es realidad, fantasía, nada.

El poder del azar

El azar, es decir, la circunstancia, decide por sí misma muchas cosas en las que nosotros no contamos.
Uno puede, sin embargo, preparar las condiciones, para que el azar redunde en tu beneficio. Al fin y al cabo no es más que actuar con previsión, comenzar la acción bastante antes de que se manifieste. Como hacía Petrosian, el campeón del mundo de ajedrez, famoso por exceler en la toma de decisiones contra amenazas que a su contrincante todavía no se le habían ni ocurrido.

Cuando tomamos un viaje, cuando decidimos ir a vivir con otra persona, cuando aceptamos este trabajo... todas estas decisiones, se ven teñidas por el filtro del azar, que las convertirá en cosas que no podemos prever.

Así pues, es necesario el rendirse al azar: porque nunca podremos controlarlo. Entender que lo que nosotros manejamos son probabilidades sujetas al azar. Y dentro de eso, podemos hacerlo mejor o peor, pero estas decisiones se verán relativizadas por el actor del azar, el cual, siguiendo el pensamiento analítico, tendemos a "despreciar". Ya que, si no podemos manejarlo, ya no entra en la ecuación que afecta a nuestra decisión. Tendemos a hacer esto, y entonces a culparnos de la toma de la decisión. Pero al fin y al cabo, no es tan importante si la decisión llevó a algo bueno o a algo malo: eso fue decidido por el azar. Conviene estar seguro de la decisión de uno independientemente del resultado, y aceptar los resultados como vienen.

¿Es así? No lo sé. Demasiada furrufalla y poca chicha.

Encuentro con ex

Tengo emociones encontradas con mi ex.
Por una parte, en el aspecto corporal nos entendemos a las mil maravillas. Lo que sentimos al abrazarnos, besarnos, hacer el amor... Cuando estoy con ella mi cuerpo se alegra y lo hace saber con una erección sincera.
En el aspecto intelectual, yo la lleno a ella pero ella a mí no tanto. Esa complicidad para hacer las cosas, para ser en el mundo... yo siento que llevo ese peso: ella la siente pero yo no tanto. Bueno, la verdad es que no nos conocemos desde tanto tiempo: las cosas fueron muy rápidas e intensas. En realidad no hace ni dos años que la conozco. Quizás esa rapidez, impidió que el intelecto se adaptara y nos conocieramos a ese nivel, que el cuerpo, sincero él, no juzga sino que siente, disfruta o sufre.

La he visto este fin de semana después de varios meses sin verla, y he podido constatar que hay algo que sigue ahí, que quizás nunca desaparezca. Lo único que rompe la magia, son esas resistencias internas que me salen: pienso en lo que conlleva esto, en sus consecuencias: esto puede llevar a volver a ser una pareja, que vuelva a pasar lo mismo... etc. Y me retraigo, y no me doy enteramente. Esto me pasó ya durante la relación.

Recuedo haber leído en la Revista Española de Terapia Gestalt, creo que en una entrevista a Joseph Zinker, que decía: "Yo recomiendo a los maridos a que se rindan a sus mujeres". Yo desde luego no lo hice. Su amor es sincero, intenso, total. Nunca se había enamorado tanto de nadie. Yo por mi parte, tengo resistencias, miedo al compromiso, a definirme, a que ella no fuera "la que el destino me guarda", tenía la sensación de que "esta no es", etc. Me salían muchos miedos.
Y ahora veo que muchos de esos miedos, probablemente sean cosas mías internas, que hubieran salido con ella como con cualquier otra, es decir: que no estaba preparado para ese tipo de relación aunque yo creía que sí.

Y en este lío ando, desde hace varios meses. Meses más, meses menos. Pero ella sigue apareciendo en mis sueños.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Paradoja taoísta

Una paradoja taoísta:

En la batalla, tiene las de ganar el que menos desee ganar.

El que desea ganar está influenciado por su deseo, y no puede concentrarse en la lucha tanto como el que no lo desea tanto, el que posee el vacío. El deseoso tinta sus acciones de precipitaciones, ansiedad, etc. por el mero de hecho de desear un resultado victorioso.

¿Os ha pasado esto en vuestras vidas?

sábado, 22 de diciembre de 2007

Desahogo

Desahogo, frodo frodo,
a la virulé malditos
escondites de tocristo
mefisto de chitos enjutos.

Carcamal de estancia fresca
eterna de viento estable
carnal de virtud endeble
y escalable en cualquier parte.
mandoble. ostia. ostia.
mataaaaaaaaaaaaaar.

Mimportacarajismo o la Gestalt Dada

"Llamo mimportacarajismo al estado de una vida en que cada uno conserva sus propias condiciones, sabiendo sin embargo respetar las otras individualidades, o si no defenderse, el paso doble volviéndose himno nacional, tienda de baratillo, T.S.H. teléfono sin hilo transmitiendo fugas de Bach, anuncios luminosos y afiches de burdeles, el órgano difundiendo claveles para Dios, todo eso junto, y realmente, reemplazando a la fotografía y al catecismo unilateral".

Tristan Tzara, "Siete Manifiestos Dadá".

¿Es Gestalt o no es Gestalt?
Le recomiendo a todo gestaltista que se lea este libro. Editado en España por Tusquets Editores.

Fantasías catastróficas

Esa tranquilidad de, "en el fondo no pasa nada", que de hecho ni les llega a los que no se plantean muchas de las cosas que me planteo yo, me falta.
La fantasía catastrófica, el "va a pasar algo malo", la idea de que la estabilidad no puede durar, que siempre habrá algo que la joda, normalmente yo mismo, o pensamientos míos. Mis fantasías catastróficas van por el "llegado a esta situación, yo me la tomaré a la tremenda y la cosa puede salir muy mal".
Sí, para qué y a qué tener miedo... Si ya lo sé. Pero, será porque últimamente se me han fundado los miedos? Y certezas que tenía no las tengo ya?
Bueno, el caso es que es así.
Aunque me siento más habitado últimamente, también me siento menos poderoso, menos energético, más pequeño... y por una parte bien, pero por otra pienso, "a ver si me estoy auto-minimizando".
Las fantasías de mierda, vuelven, en cualquier momento vuelven, y eso me hace no estar tranquilo. Como si supiera que en cualquier momento la espada de Damocles puede rajarme.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Estar donde uno tiene que estar

El pensar que ya estoy donde tengo que estar me da pavor.
¿No hay nada más? ¿Es que me voy a contentar con esto? ¿Dónde está el misterio, la brillantez?

Vale, será ese "rendirse" tan comentado. Tal como lo dice por ejemplo, Eckhart Tolle en "El poder del ahora". Pero me es difícil poner la barrera entre la rendición a la realidad y la resignación, ya que yo tiendo mucho a la fusión, al "hacer como si que no me importa", pero no sé muy bien qué parte es que no me importa de verdad, o que "lo mejor es que no me importe para no crear conflicto".

Endiosamiento

Soy muy sensible al endiosamiento.
Ya me ha pasado dos veces: se han enamorado de mí hasta las trancas, me dicen que soy lo mejor de lo mejor. Yo me lo creo, y entonces ya nada me satisface, nada está a la altura. Ni mi pareja. Con lo cual, me canso de ella y lo dejo.
La primera vez, vale, tengo claro que cortar era lo correcto, y pienso que tardé demasiado en hacerlo. Quizás precisamente por lo de ilusión positiva que tiene el endiosamiento. La segunda vez, no lo tengo tan claro. Fue una decisión motivada por el no saber/poder afrontar la situación.

Ahora, supongo, estoy trabajando para que se me baje la hinchazón. Llevo meses en ello, esta vez ha sido fuerte.

Mi idilio con el ordenador

Y descubro, o más bien caigo en la cuenta, de que mi relación con el ordenador ya no es lo que era.
Solía ser fluidez, herramienta de trabajo en la creación, ventana al mundo.
Pero, hemos perdido complicidad, no estamos tan a gusto como solíamos estar.

Y además, lo tengo en contraposición con la vida. Esta negatividad que me impongo hacia él, por una parte; y por otra el seguir la inercia: es la herramienta con la que trabajo.

Deberíamos recuperar la confianza.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

La mediocridad

aitorserra comentaba en un post anterior cierto deseo de mediocridad, en contraposición a mi instintivo rechazo.

Para mí es muy difícil aceptar eso. Siento que el potencial interno que tengo no puede quedarse en "nada", eso sería como un timo, a mí y a la humanidad. Quizás ese potencial sea más imaginario que real, o rescoldos de una infancia gloriosa y que respondan a condicionamientos producidos en esa época y por lo tanto tampoco reales.

Desear ser mediocre, me suena un poco como la razón que la gente tiene des-responsabilizarse, como por ejemplo seguir una religión para que la fe en algo prefijado decida por uno. Le tengo mucho rechazo. Y he sufrido y perdido mucho por ello, por ese rechazo. Pero también, siempre he pensado que una sola estrella refulgente producida por esa no-mediocridad, aporta más que una galaxia de estrellas todas iguales. El genio sobre el trabajo. El lado derecho sobre el izquierdo. El destello que queda, que contribuye específicamente. Es un amor a la humanidad como especie y como Gestalt en la historia del universo, y un deseo de inmortalidad encubiertos. Como si mi responsabilidad fuera esa producción, y no lo que yo mismo desee. Esto entronca con mi dificultad para aceptar mis propios deseos. Si no tengo deseos, nada se interpone en esta búsqueda, esta lucha. Cuando aparecen mis deseos, y tengo que elegir entre mis deseos o esta búsqueda de la inmortalidad, entonces estalla un conflicto terrible.
(Uno tira del hilo y... ya ves)

PD. Recientes estudios determinan que la activación del lado izquierdo, racional, etc. puede aumentar el nivel de felicidad. O que se da más en individuos con este lado del cerebro más activo.

El miedo a la libertad

En mis ensoñaciones, aparece un tipo de vida en el que no me preocupo demasiado por nada, y en el que me guio por mi instinto, por mis apetencias, etc. sin miedo a lo que pueda pasar.

Lo intenté llevar a cabo, y fracasé.

Ahora vivo mucho instalado en ese fracaso, en esa autorrepresión. Y de vez en cuando me llega la sensación de que para hacer eso, vivir así, se necesita tener fuerza interna, y confianza en sí mismo. Vivir de esa manera crea momentos buenos, muchas vivencias y esto conlleva estar expuesto a muchas dificultades, en las que si no se tiene esa fuerza interior, se puede sucumbir.
Y ahora me siento como si fuera "de los que no tienen" esa fuerza interior. Ese amor propio, lo que sea.

Y me está siendo muy difícil aceptarme, cuando tengo una de las cosas que siempre he rechazado más: el miedo a la libertad. No quiero aceptarme aceptando esta parte en mí, porque me da la sensación que es rendirse, perder... que si la acepto, nunca me desembarazaré de él, y no me gusto siendo así...

martes, 18 de diciembre de 2007

Abismo

Cuando tomé mis decisiones, sin miedo, en los años pasados, nunca imaginé que los abismos que he visto en el último tramo se pudieran dar en mí.
Ahora me aterran y me hacen pensar en que hubiera sido más feliz sin conocerlos, y que ahora ya nada podrá ser lo mismo. No tendré la confianza en mí necesaria para bordearlos.

Desdeñé el miedo, lo anulé, lo ignoré; no lo consideré como herramienta evolutiva sino como herramienta de presión, de coerción, de represión.

El sentido del gusto

He perdido el sentido del gusto. Emocionalmente hablando, claro.
Yo, el de las cosas claras. No sé nada. Y me crea angustia. Y me crea inseguridad, al no saber qué quiero perseguir.
¿Cómo es esto posible?

sábado, 15 de diciembre de 2007

Primer día: Resaca Gestalt

Ay, qué cansado estoy.
Qué bueno esto de la terapia Gestalt, creo que es bueno per se. Hace tiempo que no me sentía tan vivo, y eso que tampoco ha sido para tanto.
Las presentaciones han venido totalmente asépticas en la primera ronda. Tras una segunda, ha habido hasta lloros. Han venido cargadas, cargadas.
Hemos hecho sensoriales (caminar, reconocer la habitación, gusto, oído, olfato + comunicación de ese tipo con los compañeros + reafirmación propia con nuestros nombres, dicho en vocales, etc...) + un ejercicio de confianza (dejarse caer y que te pillen).
Por la tarde, role playing (hacer una casa entre todos con todo lo que había) y luego fantasía dirigida que luego habríamos de plasmar en un dibujo. Posteriormente identificarse con el objeto del dibujo y relacionarlo con uno mismo.
Y mañana más.
Otro día escribo más, que me duele la cabeza y estoy que me caigo.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Trabajo versus vida afectiva

Me aterra convertirme en un hombre que se ha centrado en los negocios y dejó de lado su vida personal. Toda mi vida he visto una directa contraposición entre estos dos términos, para nada complementarios desde mi punto de vista.

Pero también me aterra que ocurran las dos cosas: que ni mi vida profesional sea buena, por no haberme querido centrar en ella, y que mi vida personal tampoco. Y entonces me veo en mi lecho de muerte con cara de tonto.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Empieza la formacion

Este fin de semana es el primer fin de semana de formación. Estoy algo inquieto por eso, a veces más y a veces menos, espero que no me traicionen los nervios y no me tense como el otro día. No puedo pasar desapercibido, mi ego no me deja. Necesito aceptación, y no veas lo que me jode notarme así.

Por otra parte, no tengo ni idea de qué vamos a hacer, cómo va a ser, etc. Ya se irá viendo. Tengo menos respeto miedoso ahora que lo que tenía, por ejemplo, hace un mes. Las cosas son menos abismo para mí. ¿Será a consecuencia de haber interrumpido la terapia personal durante el último mes? Mi madre dice, y admito sin problemas que yo he mantenido esta postura toda mi vida hasta hace menos de un año, que "tanta terapia al final te acaba volviendo loco".

Como dice Fritz Perls, "la gente que viene a terapia no quiere curarse". Y si yo no quiero curarme, estoy perdiendo tiempo y dinero, además de utilizar la terapia como excusa para no "tener que" mejorar. Estas estupideces, me cuesta admitírmelas a mí mismo, por lo que quizás las emborrono y las tinto de inseguridad, de no tener claro si es así o no, para no tener que afrontarlas.

Si estás sólo, no te queda más remedio que afrontarlas.

Yo no soy una persona normal, como el resto, como ustedes. Lo dije en la introducción. Y lo mantengo. Y me niego a la mediocridad, despreocupada mediocridad. Feliz mediocridad.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Mi pena

"Mi pena es muy mala porque es una pena que yo no quisiera que se me quitara", decía Manuel Machado y cantaba como nadie Enrique Morente.

Y qué bien expresado está, para el que lo haya sentido, lo que es eso. El querer estar, como decía aquél tango, "como abrazado a un rencor".

Saber perder

Daría muchas victorias por saber perder.

Susceptibilidad

¿Por qué las mujeres son mucho más susceptibles que los hombres? Siempre quieren saber qué estás pensando, qué has querido decir con eso, etc.
La susceptibilidad es la perversión de la empatía.
Personalmente, en los últimos años puedo notar que me ha crecido esa susceptibilidad... y no me gusta, no me gusta nada.

martes, 11 de diciembre de 2007

El dolor de ser amado

No sé cuál es peor: si el dolor de amar y no ser amado, o el dolor de ser amado y no poder amar de la misma manera.

Supongo que depende de la persona. Pero el segundo, del que se habla mucho menos, no es por ello desdeñable. Quizás por eso, porque se habla menos de él, está menos extendido, no tenemos referencias de cómo tratarlo.

Recuerdo la película "Bajo las Estrellas", de Félix Viscarret en el que sí sale muy bien representado. Me dió miedo identificarme con ese personaje, en un momento delicado de mi vida. Pero era eso, era eso mismo.

Nada existe

Nada, nada existe.
Y mantener este mundo en separado, y no creérselo, porque no es.
Si lo que dices no es en el plano real, qué mas dá.
Creerse que lo es, ay, que problema.
Y puedo sentir que es por ahí por donde ando yo, por la cuerda floja.

Me siento pesado

Eso es, como un globo con mucho lastre que se mantiene a 50 metros sobre el suelo, como una puerta que escucha a sus bisagras chirriar.
Como un bebé con los pañales llenos de mierda que le impiden andar.
Pesado para realizar la tarea que sea, no ligero, ingrávido. Mi propio ser y estar me cuestan tanto trabajo que llego cansado a la línea de salida.

Y encima, se acercan las navidades.

Deseo de amarse a uno mismo

Si una cosa quiero y deseo de verdad, es el amarme a mí mismo. Ese sí es un deseo que tengo.

Una vez me amé a mí mismo por varias razones, entre ellas, que para el resto del planeta es bueno que yo sea así. Pero me gustaría sentir ese amor propio auténtico, no por esa razón sino por mí. Y confiar en él y saber que está ahí. No hay mayor fuerza real que la que de él proviene.

El amor propio es el que dispara la metralleta contra el enemigo, pero sólo en caso de verdadera necesidad. Nunca lo hará contra sí mismo, ni contra otro ser a no ser que la situación sea de tú o yo. Es la verdadera sensatez

Sensación y referencia

Tengo la sensación de que, hasta que no integre todo lo que soy, y pierda el miedo a lo que puede pasar, lo que pueden pensar, y en definitiva, a lo que puedo pensar o sentir y en lo que puedo devenir, no me voy a sentir a gusto de verdad.

Este problema viene de la falta de confianza en mí mismo. Lo sé. Y en ello estoy, reconstruyéndome. Pero miedos de la posibilidad de encontrarme situaciones que no pueda superar me atenazan y me mantienen a la defensiva.

En mi caso, sentirme a gusto de verdad no es una utopía, no es algo que no he conocido nunca. Es algo que yo he vivido. Así que sí tengo esa referencia. Pero esta referencia, es positiva como ancla, pero negativa en cuanto a lastre. Hay que saber llevarla, asumirla, e integrarla en uno mismo, para que sea algo verdaderamente bueno.

Me siento tenso pero suave. Pero, me es difícil simplemente estar con el cuerpo tranquilo: siempre hay procesos mentales o somaticos(aceleración de pulsaciones del corazón, ó el regomello mencionado en otra ocasión) que me está haciendo gastar energía. Y entonces, cualquier situación de contacto con personas, me causa fatiga. Es feo, este pesar.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Procrastinación

Hoy me siento con los pies en la tierra, pero no tanto como ayer. Llega el puente, y las tareas que tengo que hacer me generan más tensión de la que me quita resolverlas. Ah, la procrastinación.

PD: Si alguien conoce una mejor traducción de "procrastination", que la deje en los comentarios.

La causa de la neurosis

Nos perdemos en la neurosis. Pero es que también nos perdemos en sus causas.
Profundizar en las causas de la neurosis es un arma de doble filo.
Es una tarea difícil de llevar a cabo en solitario, porque las causas son manipulables. Cuando somos sensibles a la manipulación desde el ego (que nos impide ver), lo más lógico es que caigamos en algún tipo de distorsión.
Otro riesgo añadido es la sobrevaloración de la causa. Encontramos que la causa de X es Y, y tendemos a responsabilizar a la causa, cuando en realidad, la responsabilidad la tenemos nosotros mismos. Es como si, de repente, encontráramos un chivo expiatorio sobre el que volcar nuestra carga de responsabilidad.
Hay culpable, y es la causa, no yo. Eso nos decimos. Pero, amigo, son cosas diferentes.

El enfoque gestáltico y los libros

Se ve que el enfoque gestaltico no se lleva bien con el texto escrito.
Que se lleva mejor con lo vivencial, con la interacción. No con la lectura de algo de manera unidireccional, sino con el diálogo, con la vivencia de lo escrito, con su experiencia.

Bueno. Quizás es que se intenta escribir Gestalt desde un enfoque científico. Y no tanto desde un enfoque poético, vívido.

Y es por ello que muchos libros, libros de poemas, ensayos, novelas, que vengan de la creatividad pura son mejor terapia, entienden mejor la Gestalt, que un libro de Terapia Gestalt.

Escribir poesia

Se me calienta la cara, los pómulos colorados
al escribir poesía.

No me es placentero mientras lo hago,
me duele, me tensa.
Pero sin embargo es cielo que sale por un agujero.

martes, 4 de diciembre de 2007

Tension y des-responsabilizacion

Me tenso con facilidad.
Ahora mismo estoy tenso. Después de cenar, estaba entre tensión y adormilamiento viendo en la tele una serie mala llamada "Herederos".
Me molesta que me moleste la tele, lo que veo en la tele, en vez de pasar de ello. Supongo que concedo cierto viso de realidad a la ficción de la tele. Me he sorprendido muchas veces generando pensamientos basados en lo visto en la televisión. Yo mismo veo que no tiene sentido, que eso no está bien. Para empezar porque no es real, y segundo porque aun siendo real sólo sería un hecho particular concreto (cierto comportamiento, o moralejas del tipo "a esta acción o modo de vida se le destina o le corresponde éste o aquél final", "fíjate lo que le ha pasado a ese por hacer aquello", etc.). Como si fuera válido basar nuestra concepción de ciertos aspectos de la vida en lo que acabamos de ver en el último cuarto de hora. Es absurdo, es una des-responsabilización. Pero acepto que la tengo ahí, es cierto. Aunque cada vez menos, pero me salta el resorte.

Esta tarde jugando a los dardos en el bar, por un rato me he sentido en contacto, me he gustado. Hace tiempo que no me gustaba durante tanto rato, estando con gente y haciendo algo(Y sin estar borracho). Sin importarme tanto el resultado de lo que hacía sino cómo lo hacía. Si el veinte triple no entraba, y entraba en un uno pero iba cerca, me valía, estaba bien. Otras veces me desanimo o me alegro dependiendo del resultado. Y también desde mi entendimiento, veo que eso es demasiado relativo, y me gustaría simplemente, sentir lo bueno del hecho de jugar, no del resultado, que es como me sentía cuando era niño y lo daba todo jugando, y a la vez no me importaba perder o ganar sino haberlo intentado y haberlo dado todo.

Nostalgia de la niñez: acaso encuentras fin.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Fritz Perls o el antidios elevado a Dios

Es increíble la veneración que hay por este hombre en los círculos gestálticos. Probablemente a imagen y semejanza del endiosamiento de Freud por sus discípulos, no hay más que leer cualquier revista sobre Gestalt para encontrarse ya no sólo que hay textos acerca de Perls, sino que no hay artículo que no lo nombre.

No sé, de acuerdo con que el tipo era eminente. Pero la Gestalt, que es tan vivencial, debe rebasar esa barrera, ese listón. No hay que saltar ningún listón: cada uno debe hacer su propio camino.

Avances y cura de humildad

Me ha llamado mi terapeuta, para ver si habíamos puesto una cita o no. Resulta que no, y ya hace un par de semanas que no la ponemos. Como siento que me va mejor sin ir, pues mientras dure, o por lo menos tras el primer fin de semana de formación, y entonces ya veremos.

A veces me parece que la terapia me causa precisamente el efecto contrario a lo que pretende. Es decir, que me hace estar más en mis pensamientos. Como si fuera una obligación de repasarme, pero repasarme juzgándome, viendo mis problemas desde el punto de vista del debería ser así, etc. Me salen las expectativas internas. Últimamente le están dando más por culo a las expectativas, sin necesidad de terapia: más bien, mediante una cura de humildad que me estoy haciendo.

Aun con todo, me llega la catástrofe de que siempre voy a tener el fantasma de "ser una persona depresiva", que en los momentos críticos "va a fallar", en fin, esa mierda. Aunque cada vez le hago menos caso -- pero eso puede ser precisamente, porque últimamente no he tenido esos momentos críticos, y la distancia relaja su importancia. Me pregunto qué ocurriría si tuviera más momentos críticos en los últimos tiempos, en los que para mí, son como un letargo. Letargo de oso sin pelo.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Regomeyo (o regomello)

Recuerdo que al volver a casa de mis padres, hace unos meses, después de casi tres años de vivir en ciudades nuevas incluyendo el extranjero, los fines de semana sentía el terror, el pavor del estar aquí y ahora. Angustia, nerviosismo. Tenía la sensación de estar tirando mi vida: yo que tenía esos grandes planes para mí, de los que hablaré en otra ocasión, yo que estoy destinado a ser uno de los grandes, pasaba los días en casa de mis padres, sin avanzar en mi vida en ningún sentido, sintiéndome mal momento sí y momento también. Preso de un shock continuo que se agudizaba los fines de semana: porque entonces, era evidente que era mi responsabilidad el hacer algo valioso con mi tiempo, y eso me atenazaba todavía más. Me era mucho más patente, veía delante de mi cara esa parálisis que me atenazaba y de la que yo era responsable. Que me llenaba de vergüenza ante mí mismo - y eso asoma ante los demás, claro.
Sigo sintiendo resquicios de esa sensación: aceleración y presión en el corazón, y una sensación en el estómago que me gusta llamar "resquemor estomacal" o, como dice el DRAE, "regomeyo" ( o "regomello", que también está aceptado), y popularizada por los chicos de La Hora Chanante (ahora Muchachada Nui).

Pesadilla sepultado en nieve

Hoy, durante la siesta, he tenido una pequeña pesadilla: estaba caminando por montes muy nevados, cuando, al dar un paso sobre un montón de nieve en un escarpe, resulta que se hunde la nieve bajo mis pies, y resulta entonces que el grosor de la nieve es mayor que mi altura, por lo cual me quedo ahí, atrapado, sin poder salir.
En el sueño yo iba con dos amigos: hasta ese momento, porque entonces se esfumaron: lo que se creó en mi mente, era la simple posibilidad de que no estuvieran ahí, lo cual me hubiera condenado a la muerte, y simplemente ese miedo es el que me ha desatado, de nuevo, el regumeyo.
¿Algún interpretador de sueños en la sala?

Humildad

Tengo amigos a los que, no es que se asomen al vacío: es que caminan por su fondo. Y puedo decir que, viéndolos, son bastante distintos de aquellos que van por el camino de la vida buscando iluminación mediante la seriedad, la gravedad, la loa. Son gente que no piensan en lo que la gente pueda pensar de ellos, aunque sí pueden hacerse una idea de lo que piensan de ellos, son conscientes de ello. Y una manera de liberarse de esta lacra social, que esto sí que es una lacra social, es precisamente girar hacia el deseo, hacia la espontaneidad, hacia el disfrute de la vida, manteniendo la virtud capital: la humildad. Y, por alguna extraña razón evolutiva, a estos seres los queremos más.

Cuanto más avanzo por la vida, más creo que la humildad es la virtud capital de un ser humano. No para los demás: sino para sí mismo.

La vida es un pacto de mínimos

"La vida es un pacto de mínimos".

Esta frase, es una frase propia que me he repetido muchas veces en momentos malos. Se refiere a que, pase lo que pase, no pasa nada: en la vida hay que fijarse en los mínimos con los cuáles quedas satisfecho, y luego si los máximos se alcanzan bien, pero no hay que martirizarse con eso. Que con muy poco, nos vale.

Otra cosa es que no sepamos verlo. Por eso me la he tenido que repetir tantas veces...

Asomarse al vacio

Qué difícil me es sujetar el vacío. Sujetar ese "no tengo por qué hacer nada". Bueno, más bien, sujetarme frente al vacío, y ser capaz de mirarlo cara a cara sin ponerme nervioso.
Permanecer seguro, tranquilo, sin miedos ni temores, ante el simple hecho de ser para tí, no para tu pareja, para tus padres, para nadie más. Ante el vértigo que produce no tener más ancla que uno mismo.
Así se ve claro, el porqué de las adicciones: se trata de que estamos agarrados a la adicción, y creemos que soltarnos significa la muerte. No concebimos el vacío, de hecho no vemos el vacío en sí: solo el terror al vacío. Estamos tan lejos del fondo del vacío, que creemos que no hay fondo.
El ego, el falso yo, es la distancia entre el fondo del vacío y nosotros. Por ello hay ciertas personas más sensibles a lo adictivo: se encuentran a mayor o menor distancia del vacío, y entonces el efecto del vacío es proporcional a esa distancia. Me recuerda a "Trainspotting", donde en un grupo de adictos a la heroína, el único que llevaba una vida sana y sin meterse, al tener una decepción amorosa se mete en las drogas y acaba muerto. Estaba agarrado a su novia muy fuertemente, y entonces sustituyó ese agarre con la heroína. Es una película, pero la metáfora es válida: se puede ser Joaquín Sabina si no se pierde el contacto con el vacío. El fondo del vacío es la realidad más dura. Y a veces preferimos la adicción, la autoanulación, y en último término el suicido, para deshacernos de tener que enfrentarla.