Nos perdemos en la neurosis. Pero es que también nos perdemos en sus causas.
Profundizar en las causas de la neurosis es un arma de doble filo.
Es una tarea difícil de llevar a cabo en solitario, porque las causas son manipulables. Cuando somos sensibles a la manipulación desde el ego (que nos impide ver), lo más lógico es que caigamos en algún tipo de distorsión.
Otro riesgo añadido es la sobrevaloración de la causa. Encontramos que la causa de X es Y, y tendemos a responsabilizar a la causa, cuando en realidad, la responsabilidad la tenemos nosotros mismos. Es como si, de repente, encontráramos un chivo expiatorio sobre el que volcar nuestra carga de responsabilidad.
Hay culpable, y es la causa, no yo. Eso nos decimos. Pero, amigo, son cosas diferentes.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
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