lunes, 31 de mayo de 2010

Mentiras bonitas, verdades feas

Este fin de semana, ha sido bastante revelador.
Me encuentro con fuerza espiritual (todavía no sé que es eso, pero voy a usar la palabra. Estoy empezando a pensar que significa "todo aquello que no sé cómo nombrar"). Y a la vez, como es típico en mí, con cierta duda. Y a la vez, como es atípico en mí, en una grata alegría de ser y estar presente.

Me siento cada vez más cerca de la Comprensión. Ay, qué poco me gusta elevar nombres comunes a la categoría de propios. Sin embargo un nombre propio es sólo uno, y un nombre común nombra a muchas instancias. Será por eso que, en alemán, los nombres comunes también van con mayúscula. Como Gestalt.

Voy entendiendo, a la vez que voy experimentando. Uniendo las dos cosas, y un sentido crítico que espero no me abandone y que me mantiene unido a la tierra y a la ecuanimidad (uno de los antídotos a la fijación que por mi eneatipo más necesito), puedo entender también el para qué.

¿Para qué nos sirve la filosofía?
¿Para qué nos sirve la fe?
¿Para qué nos sirve la religión?
¿Cuál es la importancia de la verdad?
¿Es una verdad compartida por muchos mejor que una compartida por uno? ¿Cuál es el valor y el uso de la tradición?

¿Qué necesidad estamos intentando satisfacer adentrándonos en un camino espiritual?

...

¿Qué prefieres: una mentira bonita o una verdad fea?

jueves, 20 de mayo de 2010

The world through your eyes

It's that game of not knowing who.
I close the door and say no more
That sense of privacy stolen
desires forgotten
rule and create clouds around.

A soft whisper on my ear
makes me feel uncomfortable
but subtly I begin to see
the world through your eyes.

That sense of beauty
in the face of strangers
in the face of somebody
who can express something.

Open conversations on a candle light
of facts and desires of our simple life.
I go neurotic and there comes my rage
but you go tender and there comes your smile.

A soft whisper on my ear
makes me feel uncomfortable
but subtly I begin to see
the world through your eyes.

(Sin musicar todavía. Todo llegará.)

miércoles, 19 de mayo de 2010

Locuras y otras patrañas

Las tres de la mañana. Toca dormir, pero antes de eso quería echar unas palabritas por aquí.

Estos días estoy asistiendo a unas jornadas de cine y locura - muy interesantes. Se proyecta una película y luego hay un debate.

Hay muchas reflexiones a compartir, tanto de las películas, interesantísimas, como del debate posterior donde acuden bastantes enfermos mentales que comentan sus experiencias al hilo de la película (aunque con demasiada frecuencia, no siempre es al hilo de la película...).

Una principal que me llevo, es que lo más importante para el paciente es la calidad de vida. Si un paciente tiene un diagnóstico peor que otro, pero es más feliz, y tiene mayor calidad de vida, ¿quién está mejor? (Si no ha quedado claro, el de la calidad de vida). Me llevó a pensar, tirando del hilo, de si no deberíamos ya desde las escuelas enseñar, de una manera más parecida a las sesiones de terapia grupales que al estudio típico, asignaturas como "Compasión", "Amor", "Ternura", "Rabia", "Grupos", etc. Es decir, enseñar a gestionar emociones. Y no sólo para tener ciudadanos más felices (por si nos parece poco), sino porque se rebajaría el gasto sanitario, habría más salud y por tanto más individuos productivos, y porque son necesarias en el ámbito de trabajo hoy día: cada vez las habilidades sociales tienden a ser mejor valoradas que las puramente técnicas, porque se necesitan y producen.

Otra, es que se me hace patente la discordancia entre métodos y escuelas... lo cual no redunda en beneficio del usuario. A ver, mesentienda: es necesario que haya discrepancias, pero me parece que a veces son peleas entre acólitos de diferentes dogmas. Se necesita un entendimiento.

Otra reflexión es acerca de lo poco que se le da la voz a los propios enfermos y lo estigmatizados que están por el resto de la sociedad. Baste para ilustrar que, en contra de lo que comúnmente se cree, el ratio de criminalidad/agresión es menor en enfermos mentales que entre el resto de la población sin diagnosticar. Sin embargo se asocia enfermedad mental a miedo, a maldad, a falta de control (qué enferma está esta sociedad en su obsesión por controlar donde demoniza la espontaneidad e imprevisibilidad...), etc.

Por cierto, ahí va una pregunta:
¿Cuál es la diferencia entre creer en Dios y creer en que uno proviene de una raza de alienígenas que han insertado algunos individuos en la Tierra?

Tiene más miga de la que parece. Mi respuesta es, claro, que a nivel inconsciente, ninguna. En los dos casos se trata de una defensa, de dar respuestas fantasiosas pero indestructibles a preguntas que nos atormentan. Montar un esquema que me valga, que sostenga mi mundo y me ayude a encontrar un sentido a mi vida. Y que sea lo más resistente posible.
Intervienen también otros factores, claro está. Como cuando la religión ha sido enseñada, de tal manera que ha sido introyectada del entorno - ¿Por qué ésa y no otra? Porque es la mejor en términos de cercanía y calidad de las respuestas en mi momento personal.

Sin embargo, ¿verdad que miraremos de manera diferente al que nos diga que cree que es una criatura de Dios, a quien nos diga que proviene de un planeta llamado Gurjilondis-X-26 que se encuentra a 13.244 años luz de la Tierra?

Sin embargo, la distancia en términos psicológicos, quizá sea mucho más pequeña.

domingo, 2 de mayo de 2010

Las buenas maneras

Las buenas maneras tienen un componente de hacer que uno se trague muchas cosas. Esas cosas que se tragan, quedan. Y para esas cosas que quedan, necesitamos algo que, o bien las saque, o bien las calme.

Las buenas maneras por obligación son buenas para la sociedad, pero si son excesivas son malas para el individuo, que debe reprimir por el supuesto bien de los demás.

Y en esta sociedad de buenas maneras por obligación, se genera mucha mierda tragada sin tener vehículo ni conocimiento para gestionarlo por parte del individuo.

Y de ahí el auge del yoga y otras técnicas de meditación en el mundo occidental.

Nos hemos creado la necesidad de gestionar aquello, que es reprimido de una manera que nos cuesta entender(nuestros padres no la vivieron de esta manera), que hemos introyectado de Mamá Sociedad y ante lo cual, los instrumentos de lucha contra esa represión son cada vez menores: se tiende a aceptar que el camino correcto es tragar y, como decía Marge Simpson, formarte tu propia neurosis como hacemos todos.

Y solucionártelo en privado, gastando tu dinerito en yoga, aromaterapia, meditación vipassana, tai chi o cualquier otra técnica de reparación espiritual.

Y digo yo, ¿y si prevenimos en vez de curar?