Cuando tomé mis decisiones, sin miedo, en los años pasados, nunca imaginé que los abismos que he visto en el último tramo se pudieran dar en mí.
Ahora me aterran y me hacen pensar en que hubiera sido más feliz sin conocerlos, y que ahora ya nada podrá ser lo mismo. No tendré la confianza en mí necesaria para bordearlos.
Desdeñé el miedo, lo anulé, lo ignoré; no lo consideré como herramienta evolutiva sino como herramienta de presión, de coerción, de represión.
martes, 18 de diciembre de 2007
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