domingo, 30 de diciembre de 2007

El síndrome del oficinista inseguro

¡Joder!
Estoy haciendo algo, lo que sea, en mi cuarto.
En cuanto oigo alguien que se mueve en el salón, me tenso: no vayan a venir aquí y ¿revisar? lo que estoy haciendo, y que algo esté mal. Es una sensación parecida a la del oficinista miedoso que sólo con que se acerque el jefe se echa a temblar, la raíz es esa.
Es como si no estuviera seguro de estar haciéndolo bien, y entonces sentir esa opresión, ese miedo a lo que va a pasar, al conflicto que vaya a ocurrir, y tener que estar preparado para afrontarlo cuando llegue.
Pues eso me ocurre, con mis padres y mi hermano. Ellos, creo, no lo saben, aunque seguro que se lo transmito: que cuando abren la puerta, estoy en modo defensivo, incómodo, alerta, tenso, hasta que la situación crítica (!?) desaparece. "Ah, ya pasó lo malo".
¿Y porqué soy tan sensible a lo que parece ser la opinión/aprobación de los demás? Es algo que a mí no me gusta en la gente... y que he terminado reproduciendo. Quizás me molestaba tanto porque me veía reflejado a mí mismo ahí. Además al haberlo somatizado, se me manifiesta como regomello estomacal, con lo que no puedo, simplemente, ignorarlo. Pero me siento incómodo con esa sensación, no acepto el tenerla siquiera, lo que hace que no estalle y les diga "dejarme en paz", o les suelte algun improperio o lo que sea: no tiene sentido racional, y no me lo dejo expresar. Es en realidad problema mío, y no quiero traspasarlo de manera estúpida a los demás.

Si yo estuviera seguro de lo que hago y tranquilo con ello, no tendría esta sensación, creo: no me importaría que la gente pase por ahí y mire lo que estoy haciendo, y si me importa, no tendría problemas en decirlo. Pero yo siento esto en cualquier situación, sea lo que sea lo que esté haciendo. También es sensibilidad a las críticas, lo sé. Y de nuevo, cuando uno está seguro de lo que hace, escucha las críticas pero manteniendo su visión de las cosas.

Ah, esta sensación de haberlo tenido y haberlo perdido, y de que nunca volverá, que amarga es.

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