Una paradoja taoísta:
En la batalla, tiene las de ganar el que menos desee ganar.
El que desea ganar está influenciado por su deseo, y no puede concentrarse en la lucha tanto como el que no lo desea tanto, el que posee el vacío. El deseoso tinta sus acciones de precipitaciones, ansiedad, etc. por el mero de hecho de desear un resultado victorioso.
¿Os ha pasado esto en vuestras vidas?
lunes, 24 de diciembre de 2007
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