Esto es lo que me ha dicho varias veces mi terapeuta, y he oído en los talleres de formación de terapia Gestalt, que me deje sentir la rabia.
Estos dos o tres últimos días me la estoy dejando sentir, poniendo malas caras si es necesario. Siento la rabia, está ahí, y la expreso a mi manera (con cara triste o enfadada e incomunicación, pasando de la gente a mi alrededor, no contesto a no ser que me dirijan la palabra a mí, pero si me están contando algo, lo oigo pero paso).
Pero la siento, no la juzgo ni le tengo miedo, o al menos logro darme cuenta de cuanto le tengo miedo y le pongo remedio.
Y no sé si será por eso, pero me siento más ligero. Mira que no es que sea nada del otro mundo la sensación, pero da fuerza para otras cosas.
miércoles, 23 de enero de 2008
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