miércoles, 30 de enero de 2008

El poder de la madre

Todavía creo que mi madre lo puede hacer todo. Inconscientemente, sí, lo creo. Todo lo que cabe entre sus posibilidades(no saltar más que Sergey Bubka con la pértiga, pero sí por ejemplo ayudar a otra persona como terapeuta), lo puede hacer tan bien como cualquiera.

Creo que esta es una de esas típicas cosas que un niño va descubriendo: la omnipotencia inicial de los padres se va desmenuzando ante la realidad, y el crecimiento del propio sujeto. Es decir, que lo tengo ahí como algo no superado de mi infancia, como parte de mi infancia. Es cierto que mi madre es prácticamente perfecta como persona, incluso Gestálticamente hablando. Es una de las pocas personas que son felices y realizadas, por adaptación, pero a la vez se puede hablar de ello con ellas y tienen un alto grado de conocimiento interior y exterior.

Es una gran sombra. Espero que no se convierta en lastre que me niego a soltar en vez de un apoyo y modelo al que mirar. Tengo confusión aquí. Sin embargo, siento la repulsión ahora de mí para ella. Ahora, no me gusta. Me siento amenazado con su presencia. Como si estuviera por encima de mí, y me jode, pero a la vez no tiene por qué joderme ya que está ahí para ayudarme así que me siento mal. No puedo centrarme en mí con ella presente, no puedo.

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