jueves, 3 de enero de 2008

Estabilidad y rutina versus novedad y estímulo

Acabo de pensar una cosa.

En mi familia, lo que ha primado siempre es la estabilidad. La rutina. Hacer siempre las mismas cosas, rara vez cambiar, hacerlas de manera diferente.
Desde luego mi padre, de quien he tomado mucha parte de mi forma de ser, es una persona de costumbres. Le acostumbras a hacer las cosas, y el las hace así. Y hasta entonces no las hace así. Pero le cuesta pensar por sí mismo, razonar; no es inquieto para nada.
Mi madre si tiene inquietudes, pero por encima de todo prima su amor por lo estable, que todo siga como está. No le entusiasman los cambios.

Yo siempre tengo curiosidad, inquietud mejor dicho. Por cosas nuevas, de hecho me cuesta disfrutar de cosas que ya conozco, que ya he experimentado varias veces, por tanto no me motivan tanto a la hora de ponerme a hacerlas.

Cuando he vivido solo, raro era el día que no me apetecía hacer nada, algo tiraba de mí para ponerme a hacer alguna cosa que me estimulara, y que no significara simplemente "pasar el tiempo". Tengo miedo de eso ahora, ya que me parece que puede significar entrar en una espiral de "dominio del lado derecho del cerebro", que aunque es más creativo, también es más dado a la locura (esquizofrenia, etc.)

Últimamente, siento que yo mismo me censuro estas cosas, y no llegan a salir de mí.

1. Porque mi rol es el de hacer las cosas bien, no hacerlas porque yo quiero, cuando yo quiero, como yo quiero. Haciendo las cosas bien evitas el conflicto, y si no puedes hacerlas bien entonces el camino para evitar el conflicto es no hacerlas.

2. Tengo la sensación que salirme de esos patrones me llevaría a la locura. A que me dé a mí por guiarme por esas cosas "locas", irracionales, que me apetece hacer a veces. De mí, tan racional, no se esperan esas cosas. Tendría que "mantener", "defender" esas posiciones locas, y yo mismo no me siento muy identificado con ellas, aunque sí parcialmente. Pero yo mismo no me siento en control de qué parte quiero seguir teniendo, qué parte no, quién soy yo en definitiva y con qué disfruto. Me veo débil y, en caso de que por ejemplo me enemistara con mi familia, tengo miedo de no saber llevar el timón de mi propia vida.

3. Tengo la sensación de ser juzgado. Al menos, observado continuamente.

No hay comentarios: