Me ha llamado mi terapeuta, para ver si habíamos puesto una cita o no. Resulta que no, y ya hace un par de semanas que no la ponemos. Como siento que me va mejor sin ir, pues mientras dure, o por lo menos tras el primer fin de semana de formación, y entonces ya veremos.
A veces me parece que la terapia me causa precisamente el efecto contrario a lo que pretende. Es decir, que me hace estar más en mis pensamientos. Como si fuera una obligación de repasarme, pero repasarme juzgándome, viendo mis problemas desde el punto de vista del debería ser así, etc. Me salen las expectativas internas. Últimamente le están dando más por culo a las expectativas, sin necesidad de terapia: más bien, mediante una cura de humildad que me estoy haciendo.
Aun con todo, me llega la catástrofe de que siempre voy a tener el fantasma de "ser una persona depresiva", que en los momentos críticos "va a fallar", en fin, esa mierda. Aunque cada vez le hago menos caso -- pero eso puede ser precisamente, porque últimamente no he tenido esos momentos críticos, y la distancia relaja su importancia. Me pregunto qué ocurriría si tuviera más momentos críticos en los últimos tiempos, en los que para mí, son como un letargo. Letargo de oso sin pelo.
lunes, 3 de diciembre de 2007
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3 comentarios:
Esto es lo que se llama "el enano cabrón", un pequeño GRAN cabrón que siempre dice "no es posible que estes bien, algo va a pasar" ¿te suena? jejeje
¿tu terapeuta gestalt te llama? qué raro...
¿Raro? ¿Por qué? (no es una pregunta retórica)
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