Hoy estoy algo vacío. Hablar con mi hermano de cosas "del alma" me pone en estado racional, desconectado, inafectado... Él mira desde esa barrera desde la que más o menos entiende pero no muestra sentimientos, aunque los tiene. Y yo, como suelo hacer, lo imito.
Pero no me siento mejor tras hablar con mi hermano de temas profundos, tras desnudar mis pensamientos, sentimientos, etc. Me suelo quedar tenso. Y yo mismo me noto hablando con reservas, midiendo las palabras con lupa para dar con la expresión exacta... ¿y qué pasa cuando no se puede expresar con palabras? ¿No existe? En el papel que yo me he montado en mi familia, al parecer, no.
Será cierta competición a ver quién es "más duro"? A ver quién es mejor, a ver quién habla de las cosas con menos afectividad.
Y yo mismo me doy cuenta de que no se me ocurren cosas que le puedan molestar o tocar, porque me toquen a mí. Siempre desde una distancia aséptica. Ay, como lo odio, pero cuando estoy en esa dinámica, no sé cómo salir.
jueves, 13 de marzo de 2008
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