Me siento con poder y centrado.
Durante todo el día no me he sentido muy bien.
He trabajado, luego he salido a hacer una visita a un familiar enfermo donde he sentido bastante regomello estomacal e inseguridad en ciertos momentos, pero bastante bien en general.
Luego he echado unos dardos en un bar, y he jugado fatal, subrayándome mi desatención corporal en aquél momento, que no me extraña porque no he hecho nada de movimiento corporal ni deporte hoy, y me encontraba bastante cansado.
Al llegar a casa he tenido un pequeño conflicto, y durante y después de él me he sentido sólido y me ha gustado. Incluso, con gusto. Con gusto por la Gestalt, por la expresión sincera del arte, y con menos miedo en perderme en él. Tengo miedo a poblar el arte sin límites sin estar habitado internamente, me siento débil y sin fuerza para responsabilizarme de lo que salga.
Cada vez me importa menos que nadie me entienda y que por este motivo pueda quedarme sólo, pueda ser un bicho raro, pueda generar simpatías pero nunca afectos profundos, que es como se suele tratar a los diferentes, a los inteligentes, a los ingeniosos, a los genios. Máximo respeto, pero no te acerques a mí. Lo admiro mucho, pero nunca me podría enamorar de él. Me parece un tipo muy interesante, pero no lo llamaría para echar unas cañas. Esas cosas, a las que les tengo tanto, tanto miedo.
Me va entrando más el arte: las canciones, la danza, me va generando sensaciones reales y no coartadas e implosionadas. Aceptar estas sensaciones con gusto, como una reafirmación de estar vivo, como solía ser entonces, como eran las razones que han construido mi amor al arte, un amante que tengo olvidado, porque ya no me excitaba como antaño.
miércoles, 5 de marzo de 2008
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