miércoles, 12 de marzo de 2008

Las fiebres del héroe

Recuerdo que cuando tengo fiebres, siempre son fiebres altas, mucho. Es decir que mi cuerpo se defiende de la agresión con uñas y dientes, totalmente centrado en eso, y lo demás no importa.

De alguna manera, lo he leído como si fuera que el cuerpo se identifica con la lucha contra esa agresión, con la propia idea de vencer y lograr el objetivo, aunque ello pudiera causar una gran fiebre que podría ser irreversiblemente perjudicial para mí mismo.

Veo un paralelismo con el hecho de centrarme en una cosa, identificarme con algo, una tarea por hacer, y olvidarme de mí mismo mientras estoy en eso. Tradicionalmente siempre he tenido mucha capacidad de sacrificio respecto a la tarea que quisiera llevar a cabo. Esto es, poner a la tarea por delante de mí. Supongo que es esa cosa de los héroes, que en realidad lo que pasa es que mientras están en la heroicidad se pueden olvidar de sí mismos y tienen la sensación de ser aceptados.

Y quizás eso esté en mi naturaleza, pero ahora me niego a eso, no me lo permito porque me da miedo. No salvaría a Francia de los ingleses... o quizá sí, si llegara el momento. Qué más dá.

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