Anteayer abrió mi madre la puerta de mi cuarto, ya a las once de mañana, para decirme que se iban un par de días... y dejó la puerta abierta de par en par. Le pregunté ¿Y lo de dejar la puerta de par en par" "Pues para que te levantes".
Me sentó fatal. Y le dije "Pues me levantaré cuando me salga de los cojones". Y le sentó fatal. Cerró la puerta y se fue.
Yo me sentí bien por, al menos, haberme dejado sacar la rabia. Aunque a ella, y a mi padre, les ha sentado fatal. Sobre todo a mi padre, que le parece que "esa no es manera de hablar a una madre". Y es verdad. Pero bueno, a mí me ha servido para demostrarme que puedo dar un puñetazo en la mesa aunque no pueda explicarlo racionalmente. Es algo que no me gusta, creo que pagó algo que no le tocaba... o sí. Las formas fueron malas, pero la idea la mantengo y la he mantenido hoy cuando han vuelto: que yo me levanté de malas, y eso me sentó mal, porque ya no me tiene que decir a qué hora me tengo que levantar.
Me sigue pesando ese regumello, últimamente lo tengo más pesado, quizá por no hacer deporte en las dos últimas semanas. Pero, quizá lo del deporte, aunque me siente bien en lo físico, también tiene como efecto el que no me tenga que enfrentar a mis problemas de verdad, porque como eso me alivia, pues no tengo porqué enfrentarme a mis conflictos. Como una excusa.
Bueno, pues nada, a ver si me animo a mantener en casa este punch aunque me duela, y a ver qué pasa.
viernes, 4 de abril de 2008
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2 comentarios:
ole tus coj...es tio! estoy de acuerdo en que el contacto desde la rabia luego deja un leve sabor a amargo en la boca. Sin embargo el contacto desde el amor suele ser algo más dulce y fácil de tragar ;)
Sólo saludarte, y decirte que vuelvo a las andadas con el blog, nos leemos ;)
wow que valiente, que somerta estupidez mirar el dedoi sin ver el sol...cojones cojones paparruchas patriarcales
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