Quién soy yo.
Y yo que sé.
Tantas cosas soy... y no se cuál me gusta, o bien ninguna, etc.
Madurar, eso que es. Algo que se cómo se hace, algo que fui; algo que huele a derrota.
Mi tono es grave, me da miedo mi exaltación, vaya gran mentira. Me da miedo punzar puntos de arrebato, que luego llegan las tiritas, los castigos... que yo me quiero infringir.
Este comedimiento tan asqueroso, el que tapa la furia y la rabia, la verdad; que me da miedo enseñar, destapar. No tengo coraje para unificar: trabajo, amigos, amores; y mis entrañas, yo al fin y al cabo, en cambio pendiente de la facción dominante.
Será verdad que quien me ha conocido, ha sido ella, a la que no le dejé conocerme. No mostrándome me mostré más todavía, mi parte turbia. Y quizá fue mejor, quizá bordeamos, sin saberlo, una desgracia de dimensiones bíblicas. Mi ángel de la guardia siempre está ahí, yo siempre salgo ileso, siempre... menos esta vez.
Por primera vez sentí que todo era mentira.
miércoles, 2 de abril de 2008
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