viernes, 22 de enero de 2010

Una nota triste

Tengo una amiga, a la que me he referido como mi "¿ex?" en varias ocasiones.

Después de haber cortado, seguimos como amigos. Hemos vivido este tiempo en la distancia. Sin embargo nunca me convenció del todo la relación, aunque a ella sí. Ella me ha querido, y me quiere, muchísimo. A partir de hoy, el plan es no vernos hasta nueva orden.

Después de que cortamos, yo quise distanciarnos un tiempo. Aquello no pasó porque se lo curró mucho y me re-conquistó, al menos consiguió que siguiéramos hablando y viéndonos... pero ella se hacía más ilusiones de las que había, y yo no sabía si quería poner fin a aquello, o bien pensaba que ella y yo teníamos un futuro juntos. Y yo me decía, que viviendo en la distancia, prefería mantenerme así. Pero es cierto que durante este tiempo, no hay nadie que haya sabido de mi vida ni la mitad que ella. Aunque le he ocultado cosas muy importantes para mí, para no hacerle daño y por falta de huevos. Básicamente por esto último. Ver su carita, y esos ojos negros llorosos, y esos morritos que he besado tantas veces... en el momento, no podía luchar contra eso. Así que prefería no tomar cartas en el asunto, que era más fácil.

Tras unos meses, en los que simplemente lo pasábamos bien juntos, ella ayer me dijo algo que no podía guardarse más. Que ella quiere más, y aunque me quiere y no me quiere dejar, siente que vive de ilusiones. De la ilusión de que algún día la querría. Mientras escribo esto se me humedecen los ojos y... sí, estoy llorando.
Porque tengo la sensación de estar cágándola. Y me da mucha tristeza que esto acabe así. Me acuerdo de que en la distancia, muchas veces no me apetece cogerle el teléfono. Que he venido pensando últimamente, que debería aprovechar la energía e ideas de renovación que traigo para aclarar esta situación ( cortar y terminar con los equívocos).

Ayer mientras iba a casa, los sentimientos eran encontrados. Alivio por una parte, pero por otra, vacío. Un vacío terrible. Es lo que siento ahora, y mucha tristeza, mucha. Si me acuerdo de ella me vienen las lágrimas a la cara y se me agrieta el gesto, tal como está pasando ahora. Creo que estoy haciendo lo mejor para mí... y para ella... somos muy diferentes, pero... quizá nuestros corazones no lo son tanto y yo me he estado negando a eso.

Seguramente ella estará en un vacío parecido, envuelta en llanto. Pero ayer la vi fuerte. Me pidió que borrara su número de mi móvil, para no pensar que le estaría llamando. Por una parte pienso que esto pasará, y lo veré con más perspectiva. Pero si descubro entonces que la he cagado, que su amor es por el que quiero luchar, entonces quizá sea ya tarde.

No es la primera vez que me siento así, ni la primera vez que se repite este escenario. La primera vez vi claro que me quitaba un peso de encima. La segunda, entré en una depresión tocha, contada en las líneas de este blog. Ahora, intento afrontarlo e intentar generar el amor que me falta de mi mismo. Pero es difícil.

Como no es la primera vez que intentamos un adiós, y que mis primeras sensaciones son de apego, y que un tiempo después de ese apego empiezo a agobiarme... no siento que intentar arreglar las cosas ahora, sea una buena idea. Creo que necesitamos este tiempo de reflexión. Sin embargo, puede que esta vez sea la verdadera. Porque hay un cambio de actitud en ella. Esta vez es ella quien no quiere llamarme. Y esta vez, yo puedo llorar sin que ella tenga que estar delante. Puedo llorar yo sólo, incluso en casa de mis padres como hoy.

Algo ha cambiado en nosotros.

Pero eso no me quita la tristeza. Esta mañana tenía que hacer unos recados con mis padres, y todo me ha parecido falto de sentido. Qué más dan los cajoncitos con o sin tirador por treinta euros de diferencia cuando lo que tienes en la cabeza se trata de amor, idealmente eterno.

Sé que es lógico estar pasando un duelo, así que no me debería tomar muy en serio lo que dice mi cabeza. Pero por otro lado, mi corazón dolido iría directo al apego, quiere de nuevo meter el chute de adrenalina, amor y reconocimiento de presentarme en su casa para hablar con ella e intentar reconquistarla. A repetir el mismo patrón. Y no quiero eso.

Me duele mucho el corazón y no hago más que llorar. A este paso inundaré el suelo del taller de esta tarde.

Así que estoy triste.
Muy triste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Inunda el suelo si hace falta..
Besos
S