Y llegó el momento.
Mi novia ya no lo es. He llorado y ella también, triste hacerlo por teléfono, pero bueno. Ahora ya está hecho. Adelante con los faroles.
Me dispongo a encontrarme. Antes de eso, seguramente tendré que pasar un buen infierno. Hoy me encuentro, cansado, con dolor de cabeza, pero con el convencimiento de haber hecho lo que tenía que hacer.
¿Cuánto la echaré de menos? Ya se verá.
¿Podré superar esa soledad? Más se perdió en Cuba. Por ahora mantengo el sentido del humor, aunque habrá que ver cómo va la semana.
Ella ha sido muy importante para mí, de hecho la persona a la que le he contado mis mayores miserias durante este año (exceptuando algunas otras grandes miserias descritas solamente en este blog). Tiene un corazón que ni Miguel Induráin. Es lo que se dice una buena persona, toda ella buenos sentimientos, de hecho me culpo por no saberla querer, porque, y es absolutamente cierto, yo me la pierdo.
Pero qué le vamos a hacer. Seguramente yo no merezco saber quererla. Y aseguro a quien la sepa querer, que tendrá una vida feliz a su lado.
Me parecía la persona ideal con la que formar una familia. Pero ahora no estoy formando una familia: me estoy formando a mí mismo. First things first.
Quiero dormir y pensar lo menos posible en ella, pobre. Seguro que llega el momento y lloraré igual, así que a ver si por lo menos hoy puedo dormir. Mañana ya veremos. Me veo dentro de un rato escribiendo otro post aquí, insomne - esperemos que no llegue la sangre al river.
De tanto desgaste emocional, estoy reventado.
PS. Hoy me ha dicho, antes de hablar de la relación hemos estado dos horas hablando de otras cosas, que tengo casi todos los síntomas de la adolescencia. Creo que ha dado en el clavo: esto es una regresión. Bueno, eso lo tengo claro desde hace más de un año, pero bueno, parece que todavía sigue ahí.
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