lunes, 10 de agosto de 2009

Observador de la vida

Hoy he tenido una muy interesante conversación con mi jefe. Me llevo genial con él y él se va de la empresa pronto, así que hablamos, como es costumbre, desde la sinceridad y la honestidad, qué bonito.

Le dije el otro día que iba bajo de motivación, más que nunca... y hoy me ha propuesto hacer una entrevista personal, y hemos estado hora y media hablando de cómo mejorar mi situación, y de cómo me encontraba. Quizás salgan cosas interesantes... la verdad que a lo que iba, hoy me siento bastante mejor, sobre todo conmigo mismo.

Me parece que simplemente, me tengo que contentar con que mi manera más productiva y placentera de ser, es tranquilo, despacio y reflexivo. Pero de verdad, no acelerándome, no exigiéndome llegar más rápido y más lejos porque si no me quedo atrás, no por tener que demostrar que estoy al nivel, etc.

Qué mas dá si estoy al nivel o no - si estoy aquí por algo será. Y por ahora, pues vamos a intentar disfrutarlo.

Cuanto menos pienso en la necesidad creada de tener que tener pareja, esa exigencia de tener que trabajar activamente y continuamente en pos de conseguir la ansiada familia feliz con bambú, más relajado y creativo, y en paz conmigo mismo, me siento.

Esta tarde, mientras estaba leyendo un libro de Gaudí en el baño, me pareció que yo soy un observador. Que quizá soy eso, y no tanto un hombre de acción. "Soy un imitador de la vida", me venía a la cabeza, y no me desagradaba, me sonaba bastante liberador.

Cuanto más a gusto estoy conmigo mismo, más me parece que no necesito a mi novia. Ayer hablamos durante más de dos horas por la noche, entre otras cosas de la apetencia sexual de cada uno. Resulta que a su manera de verlo, soy bastante parado, o algo así. Que ella es más fogosa. Pues sí, porque mucha actividad me agobia. Es como sentirme exigido, como un hombre objeto... hombre, una vez que te pones, me gusta... pero claro, luego me quedo doblemente dormido si cabe... tanto hombres como mujeres, ya sabéis a qué me refiero. Caigo redondo. Pos lo normal.

A mí en cambio me encanta molestar a la mujer cuando ella no hace nada para pedir sexo. Es entonces, al tener ahí el manjar pero sin ningún tipo de fuerza (cómete esto, niño!) cuando le cojo el gusto. Cuando nadie mira.

Debo andar mejor, porque me apetece escribir, y lo hago a toda pastilla. Recuerdo haber dicho varias veces, que cuanto uno menos escribe, es que mejor está - porque no lo necesita. Ahora lo pongo en duda. En cualquier caso, me miro y me veo estando razonablemente feliz solo, sin necesidad de pareja...

Me acuerdo de un chiste de Quatricomía 4, aparecido en El Jueves hace porrón de años.
- Me he vuelto un misógino.
- Y eso?
- Porque a las mujeres les encantan los misóginos.

Me encanta este chiste.

No hay comentarios: