Y al final del día, una conclusión.
Me siento mejor.
No sé, no sé; ahora me imaginaba llamando a mi novia, y haciéndolo por deber más que por placer. Sintomático, no? Aunque la verdad que a estas horas, y con una cervecita en el cuerpo al cenar, sí me apetece hablar con ella - pero más vale que no sea de Lo Nuestro™. Porque no tengo ninguna gana. Aunque creo que la voy a llamar, a ver qué cuenta.
Hmmm... lo mismo de siempre? Ya veremos...
domingo, 9 de agosto de 2009
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