No sé, ¿será mi misión en la vida fascinar? ¿Seducir, crear, hollar lo inexplorado?
¿Demostrar, con el ejemplo, que existen ciertas inusuales combinaciones humanas para bien? ¿Desafiar a la norma?
Es muy cansado porque hay que luchar contra los demonios de fuera y los de dentro, eso sí. O mejor, utilizarlos y llevarse bien con ellos. Pero me hace sentir muy bien cuando lo hago - como si fuera mi misión, como si para eso estuviera aquí. Como el carpintero cortando madera, como el agricultor sembrando, el pastor observando cómo su perro controla el rebaño y todo está bien. Como el espeleólogo, con mi polla como linterna, mis manos tanteando las rocas húmedas.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
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