Recuerdo que cuando estuve de Erasmus, me decidí a cambiar las cosas que no me gustaban, e intentar ir libremente (esto es, sin sabotearme) hacia lo que yo quería, con tranquilidad y seguridad.
Lo conseguí. Aparté de un plumazo la mayor parte de mis neurosis: porque tenía claro cómo quería ser, y que ellas no me llevaban a ningún lado. En general, me quería querer. Sabía lo que quería y quería conseguirlo.
Pero aun así, como es natural, hay cosas que uno quiere y que aun así no es posible conseguir. Hoy: mujeres.
En cualquier caso, yo hice mi parte. No tardé en declararme a mi compañera de piso, de otro país, de la cual me enamoré muy pronto. Otras veces, he esperado a estallar, a no poder más, para declararme; cuando el resultado es "me declaro porque no puedo más" y esto nunca funciona. En este caso, intenté seducirla antes de que el agua llegara al río. Casi resulta, pero no. Pero estuvo bien hecho.
Pero yo no estaba ahí para perder el tiempo.
Conocí algunas chicas, extranjeras, que me gustaban mucho. Una de ellas, tenía un novio inglés. Así que aunque me gustaba, la descarté. No estaba ahí para perseguir sueños imposibles. Además tenía aquello de la fidelidad como una obligación dentro de mí. Se trajo una amiga unos días, y yo como iba muy salido, se los tiré. La verdad que era fea: supongo que todo el mundo se estaría preguntando cómo es que yo se los tiré a esa, con la de otras chicas guapas que había alrededor. Si pienso un poco, seguramente era porque:
a) a priori uno puede inferir que a más fea, más fácil (cosa que en la práctica no es así para nada). Y yo tenía hambre.
b) no era de mi círculo sino una amiga, así que no pasaría nada: ella se iba(concretamente al día siguiente), y todo volvía a su statu quo.
Al parecer, resulta que a la chica del novio inglés, que era alemana, le gustaba yo. Pero se había echado ese novio inglés, que además no me caía mal. Recuerdo que una tercera amiga, intentaba llevarse a mi ligue al baño continuamente, estaba interrumpiendo todo el rato, y si esta chica ya me caía mal de normal, pues ahora más. ¿Pero qué cojones estaba haciendo? ¡Que me deje ya! ¿Que pasa, que las feas no tienen derecho a divertirse? ¡Hija de puta!
Entre tanto, yo fui a pedir una cerveza a la barra. Ya andaba yo algo borracho y además contrariado, bueno, cabreado, por todo esto. ¿Por qué me estaba jodiendo? En fin... en esto, que vino la del novio inglés (que estaba en el pub también), y me dice no sé qué cosas. Tal como me lo decía, con la diferencia de idiomas, etc. no entendí lo que me quería decir: que le gustaba yo. Lo entendí a posteriori, porque quizás no lo quise entender. Pero la verdad es que me gustaba, y fantaseaba en si tendría el pelo del chocho tan rojo como su pelo. Aparte de esto, me gustaba de verdad, en plan amor sereno, eso sí; no amor loco como mi compañera de piso. Se la veía buena chica, muy guapa, agradable, en fin. Como ella andaba con el novio este, se ve que yo no la entendí: creía que me quería explicar por qué la otra estaba dando por culo todo el rato... yo no quería entender nada. En cualquier caso, ella tenía novio y no me gusta a mí poner los huevos en el nido de otros.
Al poco yo me eché una novia, española. No es que me gustara especialmente. Me caía bien y tal, pero bueno. No era especialmente guapa, aunque sí bastante resultona, y muy inteligente(o más bien estudiosa) y, sin ningún tipo de tabúes en la cama. Ahí lo pasábamos muy bien.
No estaba enamorado de ella, y me resistía a llamarla mi novia, pero bueno, me vi arrastrado por la corriente y al final sí que empezamos una relación. Ella sí estaba enamorada de mí, por completo.
- "La tienes loquita, ¿eh? Oye, ¿tan bien follas?" - me preguntó mi vecino andaluz en una fiesta.
Al poco, la alemana dejó al novio. Nos dejamos de ver tanto como antes, cosas de círculos de amigos y tal, y se fue enfriando la cosa. Pero en realidad, siempre guardamos algo: cuando nos veíamos en fiestas, ella venía y me daba un abrazo(y eso que era alemana, y no de las locas sino de las good girls), alguna vez que otra desmedido... despertando los celos de mi novia. Aunque hubieran pasado meses desde la última vez que nos habíamos visto. Ella me gustaba más que mi novia. Pero seguía con ella, aunque nunca me terminó de parecer buena idea lo de salir con ella. Lo pasábamos bien, pero... pues eso.
Siempre seguí enamorado, de mi compañera de piso. Con ella, no me hubiera importado saltarme aquello de la fidelidad. Pero ahí no dependía de mí: era ella la que no quería. Y yo lo sabía. Teníamos una relación especial, que también levantaba los celos de mi novia (y con razón): era evidente que yo quería más a mi compañera de piso que a mi novia. Pero ella me quería mucho y supongo que, o no lo veía o no lo quería ver.
Quizás este modelo (sacrifico lo que yo más quiero por algo que no está mal) es algo que he hecho varias otras veces en mi vida(no sólo en relaciones con mujeres: trabajo, amistad, familia, etc.), y que me ha parado de avanzar muchas veces. Que puede terminar con el que uno no sepa qué es lo que realmente quiere, que es lo que me pasó con mi última relación, y es lo que me viene pasando, y siendo evidente, desde entonces.
Hubo más mujeres, y más cosas que contar. Será otro día.
lunes, 11 de agosto de 2008
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