Mi padre es para mí un modelo del "no coger más de lo que es mío". Él requerirá lo que cree que le corresponde, la parte que le toca. Pero de aquello que cree que no le toca, no lo querrá ni regalado. Y así está en paz con lo suyo.
Esto es algo que en la vida cotidiana tintada por la obligatoriedad de la maximización del beneficio, es difícil de entender, o digamos de ver en gente que ha nacido en los últimos treinta años. Parece que tenemos que andar siempre en la búsqueda de la oportunidad de obtener más dentro de la legalidad vigente.
Y ahora aplicado al amor.
¿Si te la regalaran, cogerías más porción del amado de lo que te realmente te toca?
sábado, 14 de junio de 2008
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