Estoy un poco enfermito esta semana. Hoy he bebido unos tres litros de agua, litro y pico de coca-cola. Aparte de comer y cenar sopa. Y aún tengo sed.
He estado de vacaciones un par de semanas, y han pasado cosas desde mi última entrada. He afrontado algunos de mis miedos en varios sentidos, y en una semana, han dado sus frutos. En varios sentidos:
- En relaciones, especialmente con las mujeres, pero también con el mundo.
- En mi relación conmigo. Por un lado he cogido un piso, por otro había decidido hacer un proyecto artístico, y al menos en medida suficiente para mí, lo he terminado.
- En la relación con mi familia: he reforzado las relaciones con dos de mis primas, con una con quien tengo una gran conexión que vi recuperar, y con otra con quien las diferencias son más evidentes pero hemos conseguido más autenticidad.
Esta semana ha sido muy rica. Tanto que mi cuerpo me ha dicho que eche el freno, madaleno. Experimenté el miedo de la soledad un día, lo cual me enfrentó a la evidencia de que morimos solos. Experimenté la rabia del rechazo otro día, lo que me enfrentó a la evidencia de que no todos nos quieren como nosotros queremos que nos quieran. Experimenté placer sexual, que hacía ya unos meses que no sentía (pajotes aparte), aunque luego resultara un tanto accidentado.
Sigo tendiendo, en los momentos críticos, a contraerme. Mi fuerza reactiva es mucha, para bien y para mal, y tengo cierto miedo de ella, de qué puede ocurrir al destaparla. Poco a poco iremos haciendo, liberando y cogiendo confianza. No me vaya a dar con los nunchakus en los cojones.
miércoles, 1 de octubre de 2008
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