lunes, 19 de octubre de 2009

Cosas viejas, cosas modernas

Ah, qué bien me está sentando el tazoncito de lentejas indias, de esas naranjas, con su ajo y su chorizo, su perejil cogido de la maceta y un par de hojitas de hierbabuena que lo mismo.

He tomado unas cervecitas hoy y me ha sentado bien. Y quería dejar constancia, de que aunque no apetezca mucho a veces, a mí me viene bien jorearme, ver gente, hablar con la gente. Por mi trabajo, si no me busco la vida me puedo pasar el día habiendo hablado no más de veinte veces (incluyendo los saludos de cortesía). Leía ayer un post de Erin Pavlina acerca de cuándo hay que cambiar de trabajo.

Me acaba de venir a la memoria, por unas cuantas asociaciones rápidas, aquél día en el que una compañera del taller me dijo que lo que veía en mí era un potencial enorme, mucho potencial. Me lo dijo el primer fin de semana de formación.

Me cuesta estar blandito, lo cual parece que es que, si me dejas sólo, mi carácter me pone duro. No es que me la ponga dura, porque en realidad se te pone más dura cuando estás blandito, paradojas de la vida. Uno funciona mucho mejor. En verdad nunca he tenido impotencia (salvo una vez, que habiendo bebido lo mío y haber andado hora y pico en busca de condones a las tantas de la mañana, no cuenta). Me refiero a la psicológica claro, la de que notas que algo pasa. Bueno, que algo no pasa, en realidad. Pero que tienes la cabeza tan ocupada que tus pensamientos y preocupaciones tienen estrangulado a tu colgajo y ni le llega la sangre.

El sábado por la noche tuve unas conversaciones trascendentales con dos amigos, pareja ellos, acerca de la felicidad. Todo venía de una discusión acerca del acelerador de hadrones del CERN. Resulta que, se decía, había una micronésima posibilidad de que todo, y con eso quiero decir el universo, se fuera al carajo. Se creara un agujero negro que absorbiera el mundo y hasta donde le diera del universo.
Esta es la base. Pero hay dos posibilidades: una es que ese agujero negro nos trague de inmediato. Otra es que ese agujero negro, tardara cincuenta años en tragarse la tierra, porque ya se sabe, digerir y soportar humanos es harto difícil.

Para mí no cambiaría las cosas: si esa posibilidad existiera realmente, mi voto es NO al acelerador de hadrones. ¿Por qué? Pues porque creo que para disfrutar del mundo que tenemos, no es necesario entenderlo completamente. Prefiero el riesgo de no entender, y dejar de recorrer una rama del progreso, al de no vivir ya más.

Sin embargo, algunos de mis amigos decían que sí, que si era inmediato sí les parecía bien: porque no se enteraría uno, se moriría y ya está. Sin embargo, al saber que tenemos 50 años de vida, el planeta devendría caos y la vida en la tierra sería mísera, según ellos lo peor del ser humano saldría en la lucha por la supervivencia y ellos ni querrían vivir eso - mejor estar muertos.

Yo de nuevo me aferro a la vida: prefiero 50 años agónicos, o diez, que ninguno. Es que de hecho estamos dando por supuesto que serán agónicos. Cosa que no tiene por qué ser así. De hecho podría ser totalmente al revés: que para lo que nos queda, nos decidamos al fin, quizá después de la consabida histeria y pánico originales, a vivir en paz con el prójimo y a hacer caso al Cristo que está cansado de mirar al suelo desde la pared. Si le dieran la vida, lo primero que diría sería: "Te lo dije". Era un listo.



Para matarse uno, siempre hay tiempo. Es cierto que una vez en harina, uno no se mata, por aquello del instinto de supervivencia. Según un amigo, somos esclavos del instinto de supervivencia. ¿Por qué no matarse? Me acuerdo de Mar Adentro.

Me cuesta entender el suicidio más allá de la esquizofrenia y demás putadas mentales, y aparte de situaciones como la de Sampedro, o la de Sartre - análisis racional. "Yo ya no pinto nada aquí". Eso lo entiendo. Porque supongo que, es verdad según su punto de vista racional. Cuando está guiado por el sentimiento, creo que no es real: si está guiado por el sentimiento, es que estás jodido, no que te quieres morir. No es lo mismo. Son las circunstancias las que no aguantas, no las soportas y te vencen. No es lo mismo que querer morir, desde un punto de vista positivo. El anterior es negativo, de huida.

Uf, podría seguir aquí charrando largo y tendido, y de un tema sacar otro. Hoy estoy parlanchín, o más bien teclachín, que es como deberían llamarse aquellos que padecen de logorrea en el teclado.

Pues bueno. Hoy además venía como siempre con la tripa tensa en el metro, aglomeración de gente extraña y amenazante. Soy muy sensible, oigs.

Y aparte de eso, tenía ganas de hacer canciones libres, de jugar con la voz, la música, etcétera. Me ha gustado que las chicas estuvieran ya en sus cuartos, o al punto de irse a dormir. Así que estaba más tranquilo que padiós. Ya venía cantando por la calle una canción de Björk de la que me he acordado en el curro, The modern things, una canción preciosa. Me encanta esta parte de la letra:

All the modern things
like cars and such
have always existed

they've just been waiting in a mountain
for the right moment

listening to the irritating noises
of dinosaurs and people
dabbling outside

all the modern things
have always existed
they've just been waiting

to come out
and multiply
and take over


Es genial. Resulta que las cosas modernas, como los coches y esas cosas, ¡siempre han existido! Simplemente, estaban esperando su momento para aparecer. Mientras han estado escuchando los sonidos irritantes de los dinosaurios y de la gente, tocando los huevos. Han estado esperando para salir y multiplicarse, y conquistar el mundo. es su momento ahora.

Yo sólo puedo sonreír.

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